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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se convertirá esta semana en el primer líder latinoamericano en reunirse con el mandatario Barack Obama en la Casa Blanca desde que en septiembre pasado la brasileña Dilma Rousseff anunciara que postergaba una visita de Estado, molesta por el espionaje de EE.UU.

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Santos, quien buscará la reelección en mayo próximo y ha ratificado la condición de Colombia de aliado clave de Estados Unidos en América Latina, se entrevistará el martes con Obama, en el marco de una visita oficial de tres días a ese país, que también incluirá reuniones con legisladores, académicos y empresarios.

El líder colombiano dijo hace un mes, cuando se anunció su visita a Washington, que uno de los propósitos del viaje es atraer más inversión e interés del sector productivo estadounidense por Colombia, en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) en vigor desde mayo de 2012.

A su turno, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, señaló que Obama recibirá a Santos para reforzar su «continuo apoyo a los esfuerzos del Gobierno (colombiano) para lograr la paz».

Los negociadores del Gobierno de Santos y de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dialogan por la paz en La Habana, bajo los auspicios de Cuba y Noruega, el «acompañamiento» de Chile y Venezuela y el respaldo de otros países de América Latina y el Caribe, EE.UU. y la Unión Europea.

El Gobierno y las FARC debaten sobre las drogas ilícitas y el narcotráfico, flagelo descrito por Santos como «el combustible» que alimenta la violencia en Colombia y asunto que ha marcado en las últimas décadas la relación con Estados Unidos y ha afectado a los vecinos latinoamericanos.

Santos, quien asegura que «la paz de Colombia es la paz de América Latina», también se entrevistará esta semana con la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja de EE.UU., Nancy Pelosi, y con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.

Pelosi y Boehner son percibidos como cruciales para la relación bilateral con Colombia y para cuestiones regionales, como la reforma migratoria que Obama trata de sacar adelante para beneficiar a unos once millones de indocumentados en EE.UU., la mayoría de ellos de origen latinoamericano.

«La visita de Santos supone un balón de oxígeno para las estancadas relaciones de la Administración Obama con Latinoamérica y el Caribe, más allá de los réditos que (el presidente colombiano) pueda obtener en la perspectiva de optar por un nuevo mandato, sacar adelante el proceso de paz y lidiar con los grupos violentos», dijo a Efe el analista colombiano Josué Paz Quintero.

El gesto de Santos se produce después de que la presidenta de Brasil, sexta economía mundial y primera de América Latina, por delante de México, dijera el pasado septiembre que «postergaba» su visita de Estado a Washington prevista para el pasado 23 de octubre, en una dura respuesta al espionaje de EE.UU. en Latinoamérica y otras regiones.

La presidenta Rousseff expresó su malestar por «las prácticas ilegales de interceptación de las comunicaciones y datos de ciudadanos, empresas y miembros del Gobierno brasileño, (que) constituyen un hecho grave que atenta contra la soberanía nacional y los derechos individuales y es incompatible con la convivencia democrática entre países amigos», según señaló su oficina.

La respuesta de Brasil se debió a las denuncias del extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. Edward Snowden, asilado en Rusia, sobre el espionaje estadounidense y varios de sus aliados occidentales en Brasil, Colombia, México y otros países de América Latina, Europa y otras regiones.

Esos países latinoamericanos pidieron explicaciones, en distinto tono, a la Casa Blanca tras las denuncias de Snowden, a quien Bolivia, Nicaragua y Venezuela -integrantes del bloque socialista Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)- ofrecieron acoger en sus territorios, para irritación de EE.UU.

Además de la crisis por las denuncias de espionaje, Obama afronta la retórica anti-estadounidense de los países de la ALBA, con Bolivia, Ecuador y Venezuela a la cabeza, por lo que la visita de Santos «representa una especie de aire refrescante en un momento complejo» para el jefe de la Casa Blanca, según el analista Paz Quintero. EFE

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Redacción Minuto30

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