En Colombia hay muchos casos de condenas por delitos menores que se están pagando con altas condenas. Ese es el caso de Sandra, una mujer que se comió un pollo asado y por no pagar, termino en la cárcel.
El día del robo, guardias de seguridad que se percataron de la acción de la mujer, la arrestaron y se la llevaron ante las autoridades. Tiempo después fue liberada.
Sandra sostiene que el robo fue cometido por hambre y por no estar en la mejor situación económica.
Con el pasar de los meses, un policía la aborda, le pide las cédulas de ella y de su esposo: “El agente me dice, doña Sandra, permítame la cédula, después de verla me comenta: póngase un saco, unos zapatos, porque nos vamos”.
Después se enteró que tenían una condena de 13 años y 8 meses por el delito de ingerir un pollo sin haberlo cancelado. Se le imputaron cargos de haber utilizado a menores de edad al momento del robo.
Ahora, se encuentra desempeñando como profesora y es representante de derechos humanos. Entre tanto, su esposo se encuentra en la cárcel de La Picota.
Comunicadora social de la universidad Eafit con énfasis en Comunicación Transmedia y Participación de Audiencias.