Una adecuada nutrición durante los primeros años es fundamental para su crecimiento a nivel físico y cognitivo. De acuerdo con la doctora Liliana Rojas Muñoz, médico cirujano de la Universidad Juan N. Corpas, experta en ‘lifestyle medicine’ o medicina de estilo de vida y en nutrición médica de la Universidad de Harvard, “a partir del primer año, momento en el que el niño no depende de los recursos de alimentación que le está dando la mamá, los alimentos se van a encargar de los procesos de crecimiento y desarrollo no solo a nivel corporal y sicológico, sino a nivel cognitivo y cerebral. Es la época más importante (de 1 a 5 años) donde la nutrición tiene que estar estrictamente regulada y es necesario escoger qué tipo de nutrientes va a ingerir el niño”.

Añade la experta que la alimentación es un tema social. La nutrición del niño entre los 0 años y el año depende del alimento que le ha proporcionado la mamá, de los recursos que ella haya podido suministrarle (si lo lactó, si no lo lactó y qué tipo de complemento le dio hasta los 8 meses, etapa en la que empieza a probar distintos alimentos). A partir de la edad que va entre 1 y 3 años, es cuando los padres pueden crear buenos o malos hábitos de alimentación y de conducta relacionadas con la mesa.

La doctora Claudia L. Angarita G., nutricionista dietista, asegura que durante los primeros 5 años de vida, la alimentación “cubre las necesidades nutricionales (calorías y nutrientes) para asegurar que el crecimiento, el desarrollo y el estado de salud sean adecuados”. Por ello, una apropiada nutrición asegura tener un peso y altura saludable, bienestar mental, mejora el aprendizaje, aporta al desarrollo adecuado de dientes, huesos y músculos, contribuye en la prevención y pronta recuperación de las enfermedades que lleguen a presentarse en la adultez.

La alimentación también ayuda a “desarrollar habilidades motrices y los 5 sentidos, especialmente los del gusto, tacto y olfato. Aprender hábitos saludables de alimentación mejora las relaciones personales con la familia y la sociedad”, comenta la doctora Angarita.

Alimentos que estimulan el desarrollo cognitivo de los niños

Según la doctora Angarita, “la leche materna es el mejor alimento que puede recibir el menor porque contiene anticuerpos y nutrientes que él necesita en sus primeros 6 meses de vida y sirven como componentes funcionales y estructurales en el desarrollo neuronal y visual en los lactantes”. Comenta además, que favorecen el desarrollo mental a corto y largo plazo en áreas como el coeficiente intelectual (CI), el índice de desarrollo mental (IDM), la resolución de problemas y el desarrollo de la retina que mejora la agudeza visual.

Alimentos como semillas, nueces, almendras, ajonjolí, chocolate sin azúcar, cereales y panela tienen micronutrientes. Si el niño tiene menos de un año, no tiene todos sus dientes formados; una recomendación es moler estos alimentos en puré para evitar que se atore. A partir de los seis meses pueden beber leche de almendras y obtener los beneficios de sus micronutrientes.

“Entre el año y los 2 años, los niños empiezan a conocer el mundo a través de los sabores. Antes de esa edad no deben comer azúcar industrial; pueden comer panela y alimentos naturales como el chocolate amargo en barra que tiene 85 por ciento de cacao y no tiene azúcar. Es mejor un yogur natural con fruta picada que un yogur industrializado lleno de dulce”, añade la doctora Rojas. La proteína también es importante para el desarrollo cognitivo. Alimentos como el pollo, la carne y el pescado deben estar en la presentación adecuada para evitar que se atore. No se recomienda el atún y, en la medida de lo posible, pescado de mar y sin espinas. Las proteínas vegetales como los granos (si está pequeño que sean blandos, en forma de sopa o licuados) son también un elemento que aporta a su nutrición.

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Recomendaciones para una alimentación saludable en los niños

> El alimento debe ser un ritual de familia.

> No deben usarse los alimentos para gratificar o castigar.

> Enseñar hábitos de vida desde pequeños, que vean la comida como un regalo de la naturaleza.

> Los niños no aprenden a comer porque los obliguen sino por imitación.

> En la lonchera, es preferible que el niño consuma frutas en lugar de dulce, la fructosa es un azúcar natural.

> Tomar al día dos o tres porciones de fruta y dos raciones de verduras y hortalizas.

> Tomar entre seis raciones al día de cereal (fortificados o integrales, pan, arroz, papa y pasta) por ejemplo una rebanada de pan, dos cucharadas de arroz, cereales en leche, etc.

> Tomar leche y sus derivados (queso, yogur) de dos a tres porciones al día.

> Consumir dos raciones diarias de alimentos como el pollo, pavo, pescado, legumbres y huevos.


Fuente: Revista MedPlus
ED 88
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