Olvidar detalles o sucesos está relacionado con la edad, pero, sobre todo, con la pérdida por el interés de aprender y vivir experiencias importantes. Expertos nos aconsejan cómo mantener activo el cerebro

Ahora, el adulto mayor no debe esperar a que este momento llegue. Desde antes, puede tener dinámicas que lo activen mentalmente: hacer cuentas a mano y en papel, elaborar listados de lo que debe hacer, llevar una agenda, tratar de aprender una segunda lengua, las letras de las canciones o escuchar música.

Usar material de entrenamiento cognitivo, hablar con los demás, practicar juegos de mesa (como parqués, ajedrez o sudoku), leer un libro, dormir bien, tener horarios y rutinas, atender las enfermedades crónicas que se padecen, ser visitado casi todos los días por la familia, asistir a programas del adulto mayor, etc.

La actividad mental es básica, dice la geriatra: ir a mercar, hacer cuentas, sumar y restar, juegos de atención, de palabras como ‘El ahorcado’, ‘Concéntrese’, crucigramas, juego de colores, de cartas y todos aquellos que lleven a tener la atención puesta. Los juegos con dados, los que exigen un ritmo y orden en su desarrollo, el cine, pero lo más importante es que al hacerlos se tenga con quien compartir, analizar. No solo estimular la memoria, sino el análisis y la capacidad crítica.

El adulto también puede hacer actividad física como caminar, al menos 30 minutos al día; esto también permite estimular la observación y la recordación. Incluso, puede bailar para fortalecer la concentración.

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El sedentarismo, la obesidad y el colesterol alto afectan el cerebro. Por eso la importancia de mantener una dieta balanceada. Comer frutas y verduras todos los días; reducir el consumo de grasas de origen animal, hidratarse diariamente, comer pescado por lo menos dos veces por semana, evitar la ingestión excesiva de alcohol y mantener niveles adecuados de colesterol. No hay que abusar de dietas ni ayunos prolongados.

La principal recomendación, finalmente, es no perder el interés por lo nuevo, por aprender, por crear, por explorar. Ser participativos en las conversaciones diarias, ser críticos y analíticos. La condición física es muy importante y, recordar, añade la geriatra, que se pueden tener diagnósticos pero no se debe sentir enfermo sino mejorar la actitud, esto hace de la vida una existencia más acorde, productiva y afectiva.

¿Por qué los recuerdos del pasado?

Los adultos mayores hablan con detalle del pasado, más que del presente porque en la memoria a largo plazo se guardan aspectos de la propia identidad como el nombre, el de los familiares cercanos, la dirección, etc.

“Todo lo que en la vida se repita más o se viva con más intensidad, se aferra al recuerdo. La memoria a largo plazo está determinada por experiencias mayores. Al dejar de producirlas, se encuentra un cerebro carente de disciplinas y de estímulos hacia lo novedoso, esto genera en la vejez una pérdida de la iniciativa y la creatividad, donde, por el contrario, debería ser la edad más productiva. Estas actitudes hacen que el cerebro no se entusiasme, ni se concentre y pase a una etapa de poca retención”, puntualiza la geriatra María Francisca Echeverri.


Fuente: Revista MedPlus
ED 90
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