Catalina Castaño es una de las tenistas más importantes de Colombia, que ha sido noticia porque lucha contra el cáncer de seno. Este mes en el que el mundo se une contra la enfermedad, MedPlus exalta su ejemplo como el de una paciente que con actitud, fe y disciplina está logrando ganar la batalla.

Pudo haber sido por esa relación amorosa compleja y tormentosa. Por tantos dolores y tristezas guardados en el
pecho. O quizás por exigirle al cuerpo más de lo que debía, por estresarse para sobrepasar sus límites. Pudo ser eso o cualquier otra razón. Pero Catalina intenta buscar respuestas de por qué a sus 35 años le diagnosticaron cáncer de seno. Está segura de que su estilo de vida no influyó, pues no toma, no fuma, come sano y, claro, hace deporte. Cuando era niña y su papá jugaba tenis por afición, ella decidió que lo haría profesionalmente y desde entonces, dedicaba la mayor parte del tiempo a entrenar en una cancha.

Pero nunca fue suficiente. Siempre quiso más. A pesar de que fue la tenista número 35 del mundo, eso no le alcanzaba. Y hoy, con las vueltas que da la vida, es lo que menos le importa. Ya no la trasnochan los torneos, las copas, los entrenamientos o sus rivales. Porque su verdadero rival hoy se llama cáncer y con la misma disciplina con la que se entrenó como deportista de alto rendimiento, está llevando su tratamiento para ganar la batalla. Apenas en marzo de este año fue diagnosticada, y ahora, cuando le concede esta entrevista a MedPlus, ya no tiene ese tumor, que los médicos casi no encuentran durante la cirugía. No le extirparon el seno, sino solamente un área afectada, en una intervención conocida como cuadrantectomía. Se acabaron las quimioterapias y su pelo ha empezado a salir de nuevo.

“Cuando fui diagnosticada, nunca le pregunté a Dios “¿por qué yo?”. Me pregunté qué hice mal, en qué falle, si no me alimenté bien y cómo podía corregirlo. En mis oraciones solo le decía a Dios, que no me sentía con la fuerza para pasar la prueba, pero nunca tuve rabia contra Él. Y este ha sido un tiempo, a pesar de las dificultades, de la quimioterapia y de tantos días encerrada, tan lindo y tan bendecido; aunque claro, hay días en los que quiero que ya se acabe todo”.

Bendecida, dice, por tanto amor que ha recibido. Por las llamadas, las visitas, los mensajes. Las voces de aliento que le inyectan esa actitud necesaria para salir adelante. Porque Catalina tiene claro que el ánimo en los pacientes oncológicos lo es todo. Lo ha dicho la ciencia, lo dice su cuerpo que cada vez se siente mejor y ya parece haber ganado la guerra. Aunque no siempre fue así. Apenas se enteró de la razón por la que sentía unos dolores fuertes en su pecho, automáticamente se cerró al mundo.

“No fue fácil al principio. No contestaba el celular. Entonces los medios empezaron a buscarme para dar entrevistas y yo, que nunca tuve problema para hablar sobre mis campeonatos, ahora no quería hacerlo porque estaba viviendo una situación difícil. Solo cuando me sintiera lista iba a salir a hablar y eso lo trabajé psicológicamente”.

Cuando aceptó hablar sobre su realidad, lo hizo para un programa de televisión y desde entonces, se ha convertido en protagonista de artículos y reportajes, con más cobertura incluso que cuando estaba en las canchas. Esas mismas que ya no quiere volver a tocar de manera profesional, porque siente que llegó la hora de despedirse y dejar atrás ese mundo en el que no había límites de exigencia. Porque durante estos días en casa, debido a las quimioterapias en las que tenía que pasar largos ratos en cama, ha sido consciente de lo dura que era consigo misma y que la vida, con esta enfermedad, le estaba pidiendo parar. Espera despedirse del deporte, de sus fanáticos y seguidores en un torneo en el que oficialice su retiro, y luego vivir aún del tenis, pero tras bambalinas.
catalina castaño

Un cambio de rutina

Hasta hace apenas unos meses, Catalina entrenaba entre 6 y 8 horas diarias. Ahora, lo máximo que puede hacer es una hora de pilates al día. Entonces aprovecha para estar con su familia y con sus amigos, para orar mucho con esa fe cristiana que le ha dado fortaleza. Y en esas oraciones incluye a quienes están luchando contra el cáncer como ella.

Justo se entera de alguien cercano que se enferma y lo contacta, le da aliento y ora, ora mucho. También se ha unido a campañas a favor de la lucha contra el cáncer de seno, justo ahora, que se conmemora esta fecha para llamar a las mujeres al autoexamen, a conocer su cuerpo, a que los hombres impulsen la consciencia femenina y las exhorten a realizarse exámenes. Cada 19 de octubre, el mundo se tiñe de rosa para recordar el compromiso de evitar o detectar a tiempo la enfermedad, pues las cifras revelan con alarma, que 1 de cada 8 mujeres tendrá la enfermedad.

“Escuché que la actriz Lorena Meritano, que acabó de ser diagnosticada, dice que abraza la enfermedad, como amándola, pero yo no la abrazo, por el contrario, la reprendo y no la acepto. Lo que sí abrazo es mi salud, mi deseo de sentirme bien. Es muy importante en esto la actitud, porque si uno decae, sucede lo mismo con el sistema inmunológico y los tratamientos pueden ser más difíciles de llevar, incluso, puede hacer metástasis. Por eso, yo no me quedo encerrada, salgo a la calle, me río, trato de hacer mi vida normal”.

Cada semana le aplican una inyección para controlar las células ‘malas’. Dice que todos los días se levanta con fe y hace caso omiso a los imprudentes que llegan a contarle cómo un conocido murió de cáncer. “¿Será que uno también es así de imprudente sin darse cuenta?”, se pregunta después de escuchar los comentarios.

Catalina no se ha deprimido en estos meses. Aunque sí se llena de ansiedad porque pronto terminen los tratamientos, los exámenes y en general la situación que la aburre y le da “jartera”, como ella dice, porque quiere estar completamente sana, tranquila, para disfrutar de esa nueva vida a la que ha nacido a sus 35 años.

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