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La auxiliar de enfermería española Teresa Romero, quien superó el virus del ébola, recurrirá a la justicia para que investigue cómo se contagió, algunos comentarios que se hicieron sobre ella y el sacrificio de su perro ante el temor a que pudiera haberse contagiado.

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Romero, de 44 años, ya no tiene carga viral en su organismo, pero debe permanecer todavía un tiempo en un hospital de Madrid para que se recuperen los órganos afectados por el ébola, por lo que hizo llegar ese mensaje a través de la portavoz de su familia, Teresa Mesa.

Mesa dijo que habló por teléfono con la paciente y resumió en una frase cuál es su estado de ánimo: «Me siento atropellada», aunque no detalló contra quién irá dirigida la acción judicial.

Después de que el 6 de octubre Romero fuera ingresada con los síntomas del virus se extendió que el contagio pudo haberse producido porque ella se tocó la cara en un momento en el que accedió a la sala en la que trataba al misionero Manuel García Viejo, quien falleció el 25 de septiembre.

Algunos políticos criticaron a Romero por lo que consideraban una negligencia por contagiarse, lo que causó una fuerte polémica en España y que sus propios compañeros de profesión salieran en su defensa.

El marido de la auxiliar, Javier Limón, va a contratar un abogado para defender la «honorabilidad y dignidad» de su esposa.

Asimismo, Romero está dolida por su perro, llamado Excálibur, al que las autoridades locales decidieron sacrificar, con el respaldo de un juez, ante el temor a que pudiera haberse contagiado también.

«Estoy todo el día llorando pensando en él», le ha dicho la auxiliar a su portavoz.

Romero tiene dolores en todas las articulaciones, según Mesa, quien ha detallado que desconoce exactamente cuánto tiempo permanecerá la auxiliar en aislamiento.

Mesa precisó que la paciente se está recuperando «muy bien», su voz gana fuerza y tiene hambre. Madrid, 23 oct (EFE).

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