En estos últimos tiempos estamos presenciando el auge de un fenómeno social que afecta a muchos de nuestros hábitos cotidianos. Hacemos más ejercicio, cuidamos nuestra salud, vigilamos nuestra alimentación, controlamos nuestros niveles de colesterol… todo encaminado a prolongar nuestras expectativas y disfrutar así de más años con una mayor calidad de vida.
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Si sumamos a esto los avances científicos y tecnológicos modernos en campos como la medicina, las vacunas, la higiene, los alimentos podemos observar que los datos demográficos muestran que hoy en día vivimos más que nunca.

Sin embargo, siempre queremos más, sobre todo si hablamos de retrasar la temida hora de abandonar esta placentera existencia. Para los más arriesgados y apegados a esta vida, un artículo publicado hace unos días en la plataforma de divulgación iO9 nos ofrece una drástica solución que ya adelanto no va a convencer a la inmensa mayoría de lectores: la castración.

Existen numerosos artículos científicos que confirman que la castración de nuestras mascotas, como perros y gatos, ofrece diversas ventajas: Disminuye su agresividad, previene de ataques a otros animales, evita en gran medida que se escapen de casa, y como elemento adicional, alarga su vida en unos porcentajes verdaderamente notables.

Por poner un par de ejemplos su puede destacar que en perros la vida se alarga aproximadamente un 20% mientras que en gatos puede llegar al 40%, respecto de las mascotas que conservan sus órganos reproductivos. En los casos de castración de hembras los porcentajes son aún mayores, llegando incluso al 60% en gatas.

Evidentemente estos datos han llamado la atención de algunos investigadores que se han preguntado si este incremento de la esperanza de vida también son aplicables a otros mamíferos, y en concreto, en humanos…

Al fin y al cabo sabemos con bastante seguridad que la testosterona, la hormona esteroide característica en el hombre, es también la culpable de un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y además reduce la efectividad del sistema inmunitario.

No obstante, y como os podéis imaginar, las posibilidades de realizar estudios y experimentos científicos serios sobre este espinoso tema de la castración son bastante bajas, imagino que no solo por razones éticas sino también por la evidente falta de voluntarios.

Así pues, lo único que nos queda para comprobar si la castración aumenta la vida de los hombres es revisar tiempos pasados en los que aún se realizaba habitualmente esta práctica. Eso mismo es lo que han hecho un equipo de investigadores surcoreanos de la Universidad de Inha al analizar el incremento de vida de castrados en la historia de su país.

Concretamente analizaron minuciosamente la genealogía de la Dinastía Chosun durante un periodo de más de seis siglos (desde 1392 hasta 1910). Durante este periodo de tiempo los nobles coreanos Chosun tenían por costumbre albergar en sus palacios sirvientes castrados que habitualmente se encargaban de tareas en el hogar, educación y cuidado de niños, etc.


Fuente: Yahoo.com

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