• 30M : ¿La Reforma Laboral tiene cosas buenas?
• AE : Sí. Reivindica a los trabajadores de las plataformas de servicios domiciliarios que tendrían derecho a un contrato de trabajo formal con todas sus prestaciones. Crea mecanismos de trabajo rural con el contrato agropecuario. Crea condiciones para formalizar y regularizar los jornales. Trabaja en la equidad de género.
• 30M: ¿Y entonces, qué es lo malo?
• AE : No genera más empleo ni va a formalizar a los informales.
Este es el resumen del análisis que expertos le hacen a la Reforma Tributaria radicada la noche del jueves en el Congreso de la República.
El análisis pormenorizado de los 77 artículos de la Reforma Laboral arroja datos tan impactantes como que con esta Reforma, en un país que cuenta con 28,4 millones de personas activas laboralmente y donde el 58% está en la informalidad, poco o nada se va a lograr para disminuir la brecha entre los trabajadores que cuentan con una seguridad social integral y aquellos que no la tienen. Es un contrasentido respecto del objetivo superior del gobierno que elaboró esta iniciativa, justamente poniendo en su línea de flotación, atacar la precariedad del empleo.
El interés de crear nuevos y mejores empleos no asoma la cabeza en esta Reforma, justamente porque encarece sustancial y exponenciamente la contratación de los trabajadores.
Alejandro Escobar, Director de Estrategia de Sectorial.co, enfatiza en este aspecto, llamando la atención acerca de lo costoso que resulta para un empleador enganchar nuevos talentos, tomando en cuenta que de por sí resulta caro, pues Colombia es después de Argentina y Brasil, el país donde contratar requiere de un músculo financiero fuerte y de largo aliento.
La Reforma de la Ministra Gloria Inés Ramírez no propone estímulos para el empresario. Se enfoca en el trabajador formal y sus condiciones trazando unas líneas de desequilibrio que son realmente preocupantes.
No es un tema menor. Los costos prestacionales en Colombia van desde el 38% hasta el 52 %. Con los cambios que propone la Reforma, listando los cambios de disminución en el horario de la jornada semanal; recargos que aumentan del 75% al 100%; aumento en los costos de indemnización, es obvio que el encarecimiento para el empresario es notorio, aunque ello signifique una mejoría en la calidad de vida del trabajador que goza de un contrato formal.
Es decir, aquí hay una dicotomía socio económica de grandes kilates y que amerita debates profundos. Si bien es cierto que para los analistas las reinvindicaciones para los trabajadores son justas, también es cierto que deben ser responsables y coherentes con el contexto económico actual. El país atraviesa una coyuntura difícil, remanente del fantasma aún activo de la pandemia y agudizado por sucesos exógenos que bajo cualquier mirada objetiva, dicen que todo pasa por su cedazo, para bien o para mal, caso guerra Rusia- Ucrania.
¿Se pasó de rosca la propuesta del gobierno? Para los analistas definitivamente sí. Es negativa. Esta Reforma dispara la informalidad. Descuida al empresario, que no despedirá a nadie como consecuencia de la Reforma sino de la coyuntura económica.
Alejandro Escobar considera que es sumamente complejo para la historia empresarial del país, que para mejorar las condiciones de los trabajadores se tenga que acudir a una reforma, cuando lo ideal es que esa mejoría provenga desde el mismo empresario como consecuencia de la valoración positiva del talento del trabajador, de la creación de beneficios para el empleado, de un sentido concreto y tangible adherido al desarrollo empresarial.
Allí es evidente, dice Escobar, quen la Reforma propuesta por el gobierno es un llamado de atención para el empresario, pero no es la solución, sencillamente porque pese a su intención loable, no ayuda con el problema sistémico.
Ahora bien, la almendra de esta alerta reside en la fusión de esta Reforma con el impacto de la Reforma Tributaria recién aprobada. Un cóctel muy peligroso a los ojos del invitado por 30minutos de Minuto30.
La Tributaria no cumplió con la expectativa de la equidad. Se le aumentaron los impuestos a quienes tienen mayor capacidad económica, cosa plausible, pero le mantuvo los impuestos altos a las empresas. La cosa terminó en un desequilibrio cuyas consecuencias aún están por verse.
Ese es precisamente el agite del cóctel tan peligroso que está por beber la economia colombiana, si no se revisan algunos puntos de la Reforma laboral que entra a estudiar el Congreso. Lo que espera al país en materia económica está por mostrar su cara lastrada cuando se publiquen los resultados del primer trimestre. Ningún indicador sectorial es prometedor.
En definitiva, la Reforma Laboral asusta. No es consecuencia de percepción emocional ninguna, sino de los análisis técnicos que dicen que como está planteada, es posible que termine orillando la esperanza de transformar positivamente la historia laboral del país.