Los dos conceptos bipolares: Derecha e Izquierda


Día a día me pregunto la manera, la forma y el método emocional o racional en que los seres políticos de este mundo, territorio, ciudad o lugar decidimos establecer nuestra moral filosófica, nuestros principios filosóficos.

Día a día reflexiono sobre la manera en la que – en un momento intelectual de nuestras vidas – decidimos si somos de Izquierda o de Derecha. Dialogamos, debatimos, persuadimos y expresamos conductas acopladas a una construcción histórica y política de nuestras vidas. Pero lo que más me causa curiosidad es entender como una figura pública puede ser considerada de izquierda y con el proceso de los años puede convertirse en una figura pública de derecha.

Bajo mi opinión los conceptos de izquierda y de derecha son conceptos móviles y además, son aquella demostración de lo que defendió Foucault durante tantos años, el ser político no es un ser humano, es la construcción de un sujeto. Es por eso que cuando hablamos de Izquierda o de Derecha no hablamos de conceptos definitivos, sino hablamos de categorías que con el tiempo fueron modificando sus contenidos.

No hace falta leer a los teóricos de la derecha liberal del siglo 18, para darse cuenta que muchas de sus propuestas son abanderadas en la actualidad como de izquierda; casos como el pluralismo o la diversidad. Esto no quiere decir que son conceptos inexistentes, de hecho son conceptos muy fuertes en los debates dirigidos en la actualidad. Más bien, considero que estos conceptos lo que son es “Bipolares”, tan bipolares como la emocionalidad de un pueblo.

Algún día discutimos con algunos compañeros que era primero, si la racionalidad o la emocionalidad; fue un debate arduo y sin muchas conclusiones biológicas y filosóficas concretas.

Tal vez, en lo único que consensuamos fue en que la racionalidad es directamente dependiente de la emocionalidad y mirándolo desde la temática planteada, la izquierda y la derecha se han convertido en un horizonte social, un horizonte en función de una construcción de sentido deseada. Es decir, se ha convertido en el camino más común para darle algún sentido a nuestras emociones encontradas.

Cuando el maravilloso Foucault hablaba de la trasformación del ser humano al sujeto, establecía que el sujeto contiene esa libertad que se da en su interior cuando realiza una acción moral y dicha libertad se manifiesta hacia el exterior cuando tiene la capacidad de apropiación.

Es decir, cuando un ser político se apropia de una conducta, que en este caso es diferenciada en dos conceptos o categorías (izquierda o derecha) es un ser libre, es un sujeto. Un sujeto que – aunque no puede sobrepasar los límites racionales que generarían caos – si se construye mediante una serie de representaciones sociales que construyen su conducta.

Es así como se puede determinar que dicha reflexión se hace día a día más grande y compleja. Tal vez, en unos años lo que creíamos que significaba derecha ya no signifique derecha y lo que creíamos que signifique izquierda ya no signifique izquierda.

Este artículo no trata de omitir la teoría histórica justificada en ambos conceptos, lo que si trata de mostrar es que así como el concepto de “poder”, tal vez, tan solo sean un concepto, un concepto que define algo fugaz e inmaterial.


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