Reclinado sobre un sofá se encuentra un hombre afable, cercano y ataviado con una gorra que delata su admiración por Rafael Nadal. Pasa inadvertido, pero sobre sus hombros recae la responsabilidad de devolver a «Robocop» al cine. Es José Padilha, y no le teme a su juguete de 100 millones de dólares.
«No me asustan las altas expectativas», afirmó el cineasta brasileño en una entrevista con Efe. «Miedo me hubiera dado hacer un ‘remake’ de una película mala. Con ‘Robocop’ sentí felicidad. Se trata de un concepto poderoso y muy inteligente que me inspiró. Y lo que tratamos en la historia va a ocurrir. Está a la vuelta de la esquina», añadió.
Es el año 2028 y la multinacional OmniCorp domina la tecnología robótica. Fuera de EE.UU., sus «drones» (aviones no tripulados) han sido empleados durante años por las Fuerzas Armadas, no así dentro de sus propias fronteras. En un nuevo esfuerzo por convencer a los políticos, la compañía apuesta por una nueva arma: un agente de la ley mitad hombre, mitad máquina.
El elegido es Alex Murphy (Joel Kinnaman), esposo, padre y policía que hace frente a la corrupción en Detroit, una misión que le lleva a sufrir un atentado en el que está a punto de perder la vida. OmniCorp ve en él la llave para amasar una fortuna procedente de sus accionistas, pero olvida que en la máquina reposan resquicios de una persona.
«El concepto del ‘Robocop’ original (1987) es que existe una conexión entre la automatización de la violencia y el fascismo, y quería traerlo al presente. EE.UU. se fue de Irak porque estaban muriendo sus soldados. Si se hubieran reemplazado por máquinas, ¿qué habría pasado? Un policía puede negarse a acatar una orden. Las máquinas no. Ese futuro va a ocurrir y plantea un serio dilema moral y ético», declaró el realizador de 45 años.
Padilha se sentó con los directivos de MGM para hablar sobre posibles proyectos en común. Todo lo que le ofrecieron eran «remakes» (nuevas versiones) de películas populares. Nada le interesaba, hasta que un día, en la sala donde se reunían, vio un cartel de «Robocop», el clásico de Paul Verhoeven. Entonces, lo tuvo claro.
«Les pareció bien, así que me reuní con varios guionistas. Escogí a uno, se vino a Río de Janeiro y desarrollamos el guión en mi oficina durante un mes. Me dieron el espacio para hacer la película que yo quería. Y el resultado es bastante similar a lo que imaginé. Es como la diseñamos», indicó Padilha.
El director trabajó con compatriotas que conoce bien, como el director de fotografía Lula Carvalho, el montador Daniel Rezende o el compositor Pedro Bromfmam. «Es difícil que un gran estudio te dé libertad, pero si tienes las ideas claras y luchas por ellas, se puede lograr», indicó.
Padilha rinde homenaje a Verhoeven incluyendo la recordada banda sonora de Basil Poledouris y algunas de las frases más célebres de la original, como «vivo o muerto, tú vendrás conmigo», pero ha apostado por una historia global en la que su estilo y forma de entender el cine están muy presentes.
«Eso no se puede evitar, al menos en directores que quieren hacer suya la historia. Lees a TS Eliot y sabes inmediatamente que es él. Igual que reconoces un cuadro de Picasso o una jugada de Messi. Si hago una película, es porque la amo y la quiero hacer a mi manera», manifestó.
El director comentó también que el nivel de violencia -una de las señas de la obra original- es el que buscaba, ya que resulta «coherente con la historia». Padilha considera que ha rodado escenas «muy gráficas», y aún así la película ha obtenido la calificación de no recomendada para menores de 13 años.
La escena más dura llega cuando el protagonista descubre lo que queda de su propio cuerpo. No cree lo que ve y desea morir. Se pregunta qué le hace humano, y recuerda el amor por su mujer y su hijo.
«Después, le quitan la voluntad propia e incluso sus emociones. Son nociones implícitas en la versión antigua que aquí exploramos y desarrollamos», explicó Padilha, quien dice sentirse privilegiado por contar con un reparto que incluye a Michael Keaton, Gary Oldman y Samuel L. Jackson, entre otros.
El filme se estrena el día 12 en EE.UU., pero a Padilha lo que verdaderamente le quita el sueño es conocer a Nadal. Está previsto que el tenista español acuda este mes al Río Open de Tenis, y quiere invitarle a ver la película.
«Soy un fan enorme. Ojalá le guste», concluyó. Los Ángeles (EE.UU.), 1 feb (EFE).-