Defendiendo las apariencias


25 jefes en propiedad de las farc y sus disidencias fueron acusados de violaciones, abortos y reclutamiento de menores (Hasta niños de 9 años) por la Corporación Rosa Blanca en los recintos del congreso durante una sesión de la Comisión de paz que preside el muy coherente, consecuente y leal Roy el que hasta el 2018 se aliaba siempre con el ganador. Como se volvió costumbre en esa Comisión de PAZ las sesiones terminan en Zambra. ¡Qué ironía!

Salió la hermana del Robledo, sí ese que mucho habla y poco hace, a defenderse y hasta mostró lágrimas de cocodrilo por una supuesta afirmación de que ella era parte de la cofradía de la defensa de los pervertidos y armó la zafarrancho ante esas insinuaciones justificadas en el sentir de las víctimas que no aceptan desde ningún punto de vista, que sus victimarios anden libres y con credenciales de probidad y exigiendo que los traten de honorables. (Honorable: Digno de respeto y admiración por su comportamiento acorde con el respeto, la honradez y la bohonomía).

En la sociedad colombiana que cree en los principios ancestrales es imposible que alguien comparta esa banal idea de que esos narcoterroristas pueden ser tratados de honorables; si son congresistas es por el nefasto acuerdo de impunidad que nos impuso el espurio y que en estos días está siendo defendido por los negociantes de la palabra PAZ que se han lucrado y pretenden seguir en las andadas, implementando lo que desde siempre el pueblo colombiano ha rechazado puesto que la impunidad y el irrespeto que trae consigo este negociado, no están en concordancia con los deseos de paz del pueblo. Aquí exigimos justicia cierta, veraz, restaurativa y con penas reales de privación de libertad y todas las consecuencias que de esto se derivan, incluidas claro está, no acceder a ningún cargo público ya sea de elección o por nombramiento.

Hay una verdad incuestionable y es que esos malhechores están disfrutando de situaciones que nunca han merecido y que su prontuario los hacen merecedores de los máximos castigos y más ahora cuando están saliendo a la luz pública esos actos infamantes que cometieron durante muchos años en contra de menores o con violaciones a las mujeres y hombres que casi siempre llegaron allí reclutados a la fuerza.

Origina repulsión y es indignante el escarnio que pretenden hacerle a las víctimas obligándolas a soportar la presencia de estos victimarios sin ningún tipo de sanción, que en vez de eso, andan muy orondos con el cargo inmerecido de congresista.

En la misma cesta en que se deben meter a estos narcoterroristas caben aquellos que se han lucrado con esos acuerdos de impunidad y que tienen a su nombre o por interpuestas personas o fundaciones, contratos multimillonarios para implementar unos esas acciones de impunidad hacia los mayores delincuentes continuados que tiene la historia de Colombia. Claro está que entre los defensores el cinismo y el comportamiento delictivo es el pan de cada día y parece que desde siempre han tenido la costumbre de la infringir las leyes y las normas de convivencia.

Esos individuos han sido, son y serán la peor lacra social que se ha parido en Colombia y lo grave es que nunca han tenido un castigo ejemplar para sus delitos y han llegado a dignidades u obtenido el reconocimiento social no por merecimientos sino por ser hijos o descendientes de quienes en alguna ocasión fueron reconocidos como hombres de bien, aunque hay dichos que dicen que “ojos se ven pero corazones no” y otros en donde “la procesión va por dentro”; recóndito de su espíritu pueden encontrarse esas tendencias antisociales que se vivieron en el interior de esas familias que muestran una fachada completamente diferente a lo que en verdad tienen de cultura.

Postre: Mis ancestros decían que en Bogotá había muchos que mostraban lo que no eran y todo era de dientes pa´fuera y poco de verdad. Mucha ínfula y nevera vacía. ¿Será que siguen en esa tónica?


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