El consejero nacional de Santander, William Molina, expresó una crítica contundente al presidente Gustavo Petro, señalando la persistencia de un discurso populista y la falta de avances concretos en la articulación con los jóvenes desde el Ministerio de Igualdad.
Esta crítica se dio en el contexto de un encuentro del presidente con jóvenes de diferentes partes del país en Bogotá, en una sesión del subsistema de participación juvenil.
El encuentro, que en principio transcurrió con normalidad, se tornó tenso cuando varios jóvenes comenzaron a increpar al presidente Petro justo cuando estaba a punto de abandonar el recinto.
Los jóvenes manifestaron su descontento con el gobierno, demandando soluciones concretas en lugar de discursos vacíos.
Claudia Milena Córdoba, consejera nacional de Juventudes, expresó la frustración de los asistentes: «Estamos cansados de que venga con discursos y no nos den soluciones concretas» .
La situación se tornó aún más complicada cuando la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez, tuvo que intervenir para defender al presidente Petro.
Márquez enfatizó la necesidad de construir conjuntamente y rechazó las actitudes irrespetuosas hacia el mandatario:
“Aquí no se trata del que más grite. No es así como podemos construir” . Asimismo, el viceministro de la Juventud, Gareth Sella, también recibió críticas al intentar cerrar el panel, señalando la importancia de trabajar de manera conjunta en la creación de proyectos.
Durante su intervención, el presidente Petro hizo un paralelo entre su situación y la de los jóvenes de la ‘primera línea’, que están encarcelados por su participación en protestas.
Petro se describió a sí mismo como un presidente excluido, comparando su tratamiento con el de sus antecesores, y sugirió que tanto él como su familia son objeto de trato discriminatorio por parte de ciertos sectores de la sociedad y la política colombiana .
Petro lamentó que sus hijos no son tratados como los hijos de otros mandatarios y señaló una actitud discriminatoria de la dirigencia política y económica del país hacia su persona y su gobierno.
Según Petro, esta élite considera que él no tiene derecho a ser presidente, de la misma manera que los jóvenes de la ‘primera línea’ son considerados indignos de libertad .
El encuentro en Bogotá reflejó un clima de tensión y descontento entre los jóvenes y el gobierno de Gustavo Petro.
Las críticas apuntan a una falta de acción concreta y una percepción de exclusión y desigualdad persistente.
La intervención de la vicepresidenta y otros funcionarios demuestra además la complejidad de construir un diálogo efectivo con los jóvenes, quienes demandan más que palabras y buscan acciones tangibles para enfrentar sus problemas y necesidades.
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