A media mañana y a media tarde es común que “ataquemos” la máquina de golosinas o tengamos una visita “obligada” al kiosco. ¿Cómo evitarlo? ¿Se puede controlar el hambre en la oficina? Sí es posible. Sólo se necesitan ganas de cambiar y una mínima planificación.
* Es muy importante que hagas tres comidas al día y compenses los alimentos que ingieres en ellas.
* Compra cinco frutas al principio de la semana: manzanas, bananas, kiwis, peras o la que más te guste. Guárdalas en tu escritorio y comé una por día.
* Mantente hidratada, para poder concentrarte mejor y no confundir la sed con el hambre, que es algo muy común. Evita las bebidas excitantes (café y gaseosas cola) porque aumentarán tu grado de estrés.
* Reemplaza una de tus tazas de café del día por alguna otra infusión (como té o mate) o por café descafeinado.
* Evita a toda costa tener una caja de galletitas en la oficina. Mejor, dejá a mano una barrita de cereales baja en grasa.
* Si tienes heladera en el trabajo, no olvides los lácteos. Puedes llevar un yogur o, si lo prefieres, una porción de queso.
* Aunque te parezca raro, puedes picar frutos secos. Es verdad que tienen muchas calorías pero, si no abusas de ellos, te darán mucha energía. Si te cuidas, el chocolate negro también te aportará el azúcar necesario.
* El tupper es un gran aliado para comer bien en la oficina. La vianda tiene que incluir granos enteros, carne con poca grasa y vegetales. Algo sencillo sería un sándwich de pollo y lechuga en pan integral con una ensalada de tomates cherry.
Si sigues estos consejos, te sentirás mejor después de comer, con fuerza para afrontar lo que te queda de jornada laboral.
Con información de entremujeres.com