Según la experta en adicciones, Mandy Saligari, el efecto que tienen los celulares en los niños se asemeja mucho al que generan el alcohol y las drogas en aquellos que los consumen.
Tal como expone Saligari, «cuando los infantes están inmersos en actividades relacionadas con estos dispositivos generan dopamina, la cual esta relacionada con las actividades placenteras en el ser humano. Si bien esto es natural, en los niños puede generar cambios de humor», tal como menciona el portal SDP.
Por ende, el hecho que les genere dopamina los hace crear una conexión más fuerte con el dispositivo y por naturaleza van a querer estar más en contacto con él. Mandy también anuncia que se pueden presentar otros problemas adicionales y más tangibles como «dolores de cuello y muñecas, mala postura, ansiedad, depresión y trastornos de sueño. Todo esto puede derivar en un mal desarrollo psicosocial, que se refleja en aislamiento por parte del infante».
este fenómeno se asemejó como el que sucedió a finales del siglo XX con la televisión, cuyo aparato transmisor se convirtió en un «cuidador y un miembro más de la familia» y dejó atrás su primer propósito, entretener a sus usuarios.