Opinión

VIDEOCOLUMNA: Sí existe un mundo más allá de Twitter

Vivimos en tiempos llenos de ruido. Nuestra limitada atención está desbordada. Ningún tema logra mantenerse relevante en la agenda pública el tiempo suficiente para generar conversaciones amplias, y mucho menos para construir soluciones conjuntas a problemas complejos.

Ese parece ser el gran problema de nuestros tiempos: las agendas se posicionan fugazmente y se miden en número de tuits, vistas y hashtags. Luego siguen en el flujo de información que nos atiborra diariamente, sin que logremos sumergirnos con alguna profundidad en ellas, mientras vivimos (o padecemos), en mayor o menor medida, los impactos de sus descuidos y sus insuficientes avances. Con frecuencia vemos que los mensajes más incendiarios y beligerantes son los que reciben más likes.

En los 90s, en Medellín ocurrió la más poderosa y profunda transformación de nuestra ciudad. A diferencia de lo que algunas personas piensan, esa transformación no derivó de un éxito en destruir a los oponentes; por el contrario, se desprendió de una real y diversa fricción de ideas. Se requirió de conversaciones largas y difíciles, y de acciones conjuntas entre la diversidad de actores desde lo público, lo privado, lo académico y lo cívico para ganarle a la desesperanza y la violencia que habitaba Medellín.

Una de las lecciones más importantes de este potente proceso es que nadie tiene la verdad absoluta. En ese entonces fue imperativo entender la conversación como un proceso que nos permite explorar perspectivas y caminos distintos a los propios, como salidas a las crisis. Hace 6 años escribía que si lo que nos convocó como sociedad en los noventa fue la violencia, en ese momento la sostenibilidad era el asunto que con urgencia nos debía convocar.

Hoy sigo pensando que la sostenibilidad de nuestro planeta y nuestras ciudades sigue siendo esencial, y que cada vez será un asunto más urgente, pero ante los visibles efectos desiguales de la crisis que atravesamos, pienso que lo nos debe convocar en este momento es algo más profundo: la justicia social y ambiental en nuestras ciudades; es atender las 5 A de las que nos habló Héctor Abad Gómez lo fundamental “Aire, Agua, Alimento, Abrigo y Afecto”. Abandonar la aproximación simplista de las ruidosas pandillas digitales y volver a lo básico para una transición justa y urgente, liderada desde el poder popular.

Medellín es una ciudad capaz de transformarse, como ya ha demostrado en muchas ocasiones. Necesitamos tener la valentía de volver a sentarnos en conversaciones francas, cara a cara, sin recurrir a simples etiquetas maniqueas, y construir en conjunto soluciones a nuestros retos sociales y ambientales.

Si existe un mundo más allá de Twitter.

Sigue al canal Opinión en WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VZzVonCHgZWm8iSNTH44

Aquí más Columnas de Opinión

2023-07-02

Publicado por:
Minuto30.com

Colombia ya conoce su camino en el Sudamericano Femenino Sub-20 2026

Colombia enfrentará a Paraguay, Venezuela, Chile y Uruguay en el Sudamericano Femenino Sub-20 2026 tras…

Volcamiento de vehículo en Barbosa dejó al menos 15 personas heridas

Emergencia vial en Barbosa: un vehículo de transporte público se volcó en la vereda Corrientes…

¿Celebran los verdolagas? Facundo Batista se habría despedido de sus compañeros de Atlético Nacional

Facundo Batista, tras un bajo rendimiento, se habría despedido de sus compañeros de Atlético Nacional

Asesinaron al director seccional de la DIAN en Tuluá en ataque sicarial

Violencia en el Valle del Cauca: asesinaron al director seccional de la DIAN en Tuluá…

El DIM se jugará su futuro en la Libertadores 2026 ante un rival uruguayo

El DIM enfrentará a Liverpool de Uruguay en la Fase 2 de la Copa Libertadores…

Cayó ‘Los Mojosos’: así operaba la banda que robaba motos de alto cilindraje en Cali

Golpe a la delincuencia en Cali: cayó ‘los Mojosos’, banda dedicada al robo de motos…