“Allí donde la patria nos necesita, nace el deber. Porque legislar es cuidar el suelo que se pisa y responder con dignidad al llamado de quienes confían en nosotros”
En tiempos en los que muchos prefieren el ruido mediático o las peleas en redes sociales, yo sigo creyendo en el trabajo serio, silencioso y constante. Rendir cuentas no es una obligación legal: es un deber moral. Y por eso vuelvo a mirar a los colombianos de frente, con una bitácora de trabajo que no se construyó desde un escritorio, sino desde el territorio.
Este año legislativo, el Congreso de la República fue testigo del esfuerzo de un equipo que no se detiene. Radicamos 7 proyectos de ley como autores, coadyuvamos 27 más, defendimos 18 ponencias, presentamos 24 proposiciones y lideramos 11 debates de control político. Cada número tiene rostro, tiene historia y tiene propósito. Porque aquí no se legisla por figurar, se legisla para transformar.
Lo hicimos de frente, con argumentos, con solvencia técnica y con la convicción de que el orden institucional, la protección de la vida, humana y animal, la defensa del campo y la justicia ambiental no son discursos: son deberes.
Por eso impulsamos la transformación de los Inspectores de Policía en Inspectores de Convivencia y Paz. Por eso luchamos por regular la cría de animales de compañía, prohibir el uso indiscriminado de pólvora y hacer obligatorios los pasos de fauna en las vías nacionales.
Por eso también alzamos la voz cuando se quiso imponer una consulta popular sin garantías o validar elecciones amañadas en Venezuela.
Pero si algo nos caracteriza es que no nos quedamos en el Capitolio. Caminamos el Oriente antioqueño, tocamos las puertas del Urabá, estuvimos con las víctimas en Altavista y San Carlos. Allí donde la institucionalidad escasea, allí llegamos. No para prometer, sino para proponer. No para posar, sino para actuar.
Desde la Comisión Accidental del Transporte Colectivo de Medellín nos metimos de lleno en la defensa de las cooperativas, los transportadores informales y la movilidad popular. Abrimos mesas con MinTransporte y MinTrabajo, y logramos que los temas invisibles se volvieran agenda nacional.
Además, respondimos con hechos a 58 peticiones ciudadanas, participamos en 24 acciones públicas y sociales, y llevamos la voz de Colombia ante la OEA y la CIDH, defendiendo la democracia y denunciando la persecución política.
Este informe de gestión no es un resumen. Es un testimonio de que cuando se trabaja con amor por Colombia, la política sí puede ser una herramienta de transformación. Y lo digo sin arrogancia: con la frente en alto, con los pies en el barro, con el corazón dispuesto.
Seguiremos. Porque a este Senador no lo detiene ni la indiferencia ni el miedo. Nos mueve la gente, nos empuja la causa, y nos sostiene la fe de que sí es posible una Colombia más justa, más segura y más digna.
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