El más reciente homicidio de la niña Génesis Rúa de tan solo 9 años, volvió a poner en el primer lugar de la agenda pública, la inminente necesidad de impartir sanciones más drásticas para aquellos individuos que dañe a los niños en el país.

El caso llamo la atención por la brutalidad como Adolfo Arrieta, decidió secuestrar, violar y posteriormente incinerar a la pequeña según el informe de Medicina Legal.

La ciudadanía no se hizo esperar, y volvió a pedir a gritos la cadena perpetua para asesinos y violadores en aras de impartir verdadera justicia. Sin embargo, la medida aún carece de sustento legal y factico. En una sociedad enferma las mayores penas pueden ser simplemente un saludo a la bandera.

Según el código penal, los delitos contra menores no tienen rebajas o beneficio alguno. El caso más evidente es el del lastimosamente recordado Uribe Noguera, quien abusó sexualmente de la niña Yuliana Zamboní y posterior a ello, la asesino en un apartamento ubicado al norte de Bogotá.

Por estos hechos, fue condenado a 58 años de cárcel -2 años menos que la máxima pena que se contempla en Colombia- A pesar de ser una de las sanciones más altas impuestas a un violador. Los atropellos contra niños y adolescentes no se detuvieron, el caso ocurrido en Fundación, es prueba fehaciente de ello.

Para 2017 las cifras de abuso sexual y maltrato contra menores llegaron a cerca de 24.000 en el país, afectando principalmente a niños entre los 5 y los 9 años, y a las niñas entre los 10 a 17 años en situaciones de pobreza o vulnerabilidad.

Es por ello, que las voces que piden cadena perpetua retumbaron más fuerte que nunca y ahora con un componente adicional. El apoyo del gobierno nacional en cabeza del presidente Iván Duque.

La cadena perpetua que ya había sido presentada en el congreso, tiene varios puntos a favor y en contra. Los opositores a esta medida indican que se trata de “populismo punitivo” con el cual se aumentarán los costos carcelarios para el Estado y su aplicación no garantizaría la no repetición de delitos contra menores.

Pues si aumentando las penas pudiésemos acabar con el crimen, aumentemos las penas contra el asesinato, el secuestro, la corrupción y confiemos en que gracias a ello nunca vuelvan a pasar.

No obstante, es claro que una sanción severa sería ejemplarizante y condicionaría la conducta del criminal. También se sabe, que las personas que cometen esta clase de crímenes, cargan con trastornos mentales que según Nury Lugo Álviz, neuropsicóloga del Hospital Militar Central Bogotá “no tiene cura y cuanto más elevado sea el nivel cultural, social e intelectual mucho más severas serán las lesiones o agresiones que comete contra terceros”.

En síntesis, los violadores de menores no son criminales que buscan lucro, son psicópatas que buscan satisfacer necesidades fisiológicas sometiendo a un tercero.

El debate se verá en los próximos días y con ello, los argumentos se irán ampliando acudiendo a la razón, pero también a la pasión. Lo que si queda claro, es que esta versión de Colombia, no es apta para menores de edad.

@DanielPenaB_

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Redacción Minuto30

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