Sí, la Consulta Anticorrupción era inconstitucional en dos de sus puntos y sí, el resto ya estaban presentes en la legislación, pero lo sucedido durante la jornada electoral fue histórico: poco más de 11 millones de personas de diferentes sectores sociales y políticos salieron a votarla, muy a pesar de que ciertas colectividades se mantuvieron al margen y hubo más bien poca pedagogía por parte de sus promotores.

Por lo cual, aunque no se superó el umbral –faltando sólo 500.000 votos–, se consiguió un resultado mucho mayor que el obtenido por el hoy Presidente Iván Duque en segunda vuelta. Siendo evidente que la democracia participativa triunfó y que la clase política de este país debe cambiar de prácticas si aspira a seguir representándonos a futuro.

Ya la ciudadanía no soporta que haya políticos eligiéndose ilimitadamente en nuestros cuerpos colegiados –como el Congreso–, ganando millones a costa de los contribuyentes y ofreciendo pobres resultados en su gestión. Los colombianos queremos que nuestros políticos sean ejemplares, comprometidos con sus electores y respetuosos de la investidura que les fue dada.

Así mismo, se espera que el Legislativo –antaño respetado por la opinión pública–, recupere parte de su grandeza perdida tramitando los cuatro proyectos de Ley de Duque, que al igual que la Consulta Anticorrupción le apuntan a cambiar la forma en qué se administra lo público, siendo de gran importancia la implementación de los pliegos tipo a toda la contratación estatal como garantía de que los contratos a la “medida” desaparecerán.

En ese sentido, invito a que legisladores de todas las tendencias empiecen a pensar en el voto obligatorio como la mejor arma contra el politiquero, maquinarias y redes clientelares, que por décadas se han valido de la compra de votos, el engaño y la alta abstención para ocupar cargos de elección popular sin mayor dificultad.

Espero que la voluntad del constituyente primario que es el pueblo no sea ignorada y que el uso de $350 mil millones de pesos –que aproximadamente costó la Consulta-, no haya sido en vano. Del Presidente Duque y el nuevo Congreso dependerá si saldrán adelante las grandes reformas que prometían cuando eran candidatos, o si continuaremos con lo mismo mientras la izquierda radical sigue capitalizando el descontento de la ciudadanía con miras a 2022.

Ojalá el nuevo Gobierno Nacional continúe siendo transparente y convierta la “mermelada” en cosa del pasado, como hizo durante la designación de sus ministros y en la elección del Contralor General de la Nación.

Dos episodios en los que puso la meritocracia por encima de intereses políticos y no cedió ante la presión de diferentes partidos que exigían burocracia a cambio de “respaldos” poco sanos para la democracia.

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Redacción Minuto30

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