Pedro Zape
El exportero colombiano Pedro Antonio Zape habla durante una entrevista con Efe el 10 de junio de 2021 en Puerto Tejada (Colombia). EFE/Ernesto Guzman Jr.

Puerto Tejada (Colombia), 13 jun (EFE).- Puerto Tejada, en el suroeste colombiano, es una población enmarcada por cañaverales y el paso musical del río Cauca, que le da nombre a todo un Valle en el que nacieron destacados futbolistas.

Una tierra de hombres y mujeres de raza negra, otros tantos indios y mestizos, todos amantes del fútbol. Allí nació y reside una de las mayores figuras del balompié colombiano que más reconocimientos ha recibido en Sudamérica: Pedro Antonio Zape.

El exportero de la selección colombiana de fútbol, protagonista en la edición número 30 de la Copa América disputada en 1975, que hasta entonces se llamaba Campeonato Sudamericano, permanece hasta hoy en la tierra en que nació hace 72 años el 3 de junio de 1949.

Como titular de Colombia vio la alegría de pasar a la final de una Copa América tras dejar en el camino a las selecciones de Paraguay, Ecuador y Uruguay.

Y aunque no llegó en el ciento por ciento de su estado físico al tercer partido por el título, jugar esa final era una cuestión de honor, de cita con el arte, según explicó en una entrevista con Efe.

Aunque consagrado como uno de los mejores porteros de su país, su vida en el fútbol no comenzó entre los tres palos.

«Jugaba en un equipo aquí, en Puerto Tejada, como central, era ‘todero’ como se dice popularmente. Pero mirá que yo me inspiro en mi hermano mayor, que en paz descanse, que era el arquero y era muy bueno. Yo me iba a la cancha del hipódromo, que era la única cancha que existía aquí, y me inspiré, me fui enamorando de la posición» recordó.

Zape es un hombre al que las rodillas le han pasado factura por tantos años de trabajo como guardameta y formador de porteros. Estos achaques y unas manos grandes son prueba de su oficio.

Es un tipo feliz de gran sonrisa y constantes chistes que dedica a amigos, conocidos y vecinos.

No tuvo que esperar demasiado para cumplir el sueño de lucir la camiseta de su selección. Para entonces era titular del Deportivo Cali y su primera experiencia internacional con la selección absoluta llegó pronto, en 1973.

¿Cómo era el trabajo de los porteros en esa época?

«Al arquero lo trabajaba el técnico». Y las instrucciones del suyo no eran del otro mundo, según recordó: «Uno, dos, tres a la derecha, uno, dos, tres a la izquierda. Y no más (risas)».

Usted fue un ‘arquero volador’ ¿Eso era innato?

«Es parte de la exigencia y del ítem de un arquero, ser ágil, ser rápido, tener la malicia, audacia. Creo que por andar en el pueblo cazando pájaros y correteando vacas».

LA COPA AMÉRICA DE 1975, UNA CITA CON EL ARTE

Zape destacó en una generación dorada de la selección cafetera que completaron Arturo Segovia, ‘el Toto’ Rubio, ‘Pescadito’ Calero, Miguel Escobar, ‘el Boricua’ Zárate, Jairo Arboleda, Willington Ortíz, Víctor Campaz y Ponciano Castro.

Desbordaba talento, según recodó. Y mereció títulos, lamentaron los expertos.

La Copa América de 1975 no tuvo sede fija sino un mecanismo de partidos de ida y vuelta con tres grupos, cada uno con tres selecciones. Uruguay, el último campeón, tenía entrada directa a las semifinales, también con partidos de ida y vuelta.

A Colombia le correspondió el Grupo C junto a Ecuador y Paraguay. Ganó todos sus partidos y pasó directamente a las semifinales con Uruguay.

El partido de ida fue en Bogotá y la tricolor ganó por 3-0. En Montevideo perdió por un gol y la diferencia a favor la puso en la final contra Perú.

Si cada selección ganaba un partido, habría un tercer juego de desempate en una ciudad neutral. Un formato que solo se usó en las versiones de 1975, 1979 y 1983.

En la serie con Uruguay Zape sufrió una lesión que casi lo margina del fútbol al atajar un penalti al goleador Fernando Morena.

Pero enfrentar a la selección de Perú era una cuestión de honor y por ello, contra viento y marea, llegó al tercer partido en terreno neutral, Caracas.

Para el exporterto colombiano, jugar contra Perú en 1975, «era como jugar contra Brasil 70», el de Pelé, Tostao, Rivellino, Jairzinho, Gerson y compañía.

Y los elogios de Zape a la Blanquirroja se dividen entre Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, Hugo ‘el Cholo’ Sotil, Juan Carlos Oblitas, Percy Rojas…

«Era un elenco impresionante. Tenía jugadores en Europa y nosotros todavía no teníamos experiencia en el mercado europeo. Entonces perdimos 1-0. Un gol del ‘Cholo’ Sotil que me pica casi en la linea de las cinco con cincuenta y se me sube un poco el balón», recordó.

¿El mejor recuerdo con la selección tricolor?

No duda un instante. «Indudablemente fue ese de la Copa América. Nos hicimos conocer. El reconocimiento periodístico en Sudamérica. Figuré en la lista de los mejores arqueros de América», dijo emocionado.

Formar con la selección «era lo máximo. ¡Ufff! Y tiene que ser así, todavía tiene que ser lo máximo», enfatizó.

Al preguntarle si se considera una leyenda ‘el Profe’ Zape se esconde entre risas, como si se tratara de una barrera para neutralizar un tiro libre.

Y ya más serio sale al vuelo como para cortar un centro en su área. Él dice deberse a la gente que lo quiere y reconoce lo que fue.

«Yo me considero un negro como cualquier otro», puntualizó.

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Redacción Minuto30

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