La pandemia mundial por la COVID 19 nos ha mantenido encerrados por más de seis meses, y como mencionan los expertos, en no menos de un año tendremos que seguir con medidas restrictivas de carácter excepcional, dentro de las que se encuentran el cierre de fronteras entre municipios y el confinamiento total; esta última, adoptada para fortalecer la capacidad hospitalaria instalada y poder evitar la mayor cantidad de muertes asociadas, principalmente a la pandemia.

Sin embargo, muchas de las medidas fueron tomadas a la ligera sin pensar en las consecuencias económicas, que incluyen el despido masivo de empleados y la quiebra inminente de miles de pequeñas y medianas empresas. Según las cifras del DANE, y después de lograr que el índice de desempleo estuviera en un solo dígito, en el peor momento de la pandemia, Colombia alcanzó un vergonzoso 20%, es decir, casi diez millones de personas sin empleo aproximadamente.

Los centros especializados y la prensa internacional hablan de la vacuna y una pronta fecha para su distribución a gran escala; sin embargo, la realidad no pareciera ser así. Esta pandemia acaba, cuando todos nos vacunemos o cuando todos nos contagiemos y, lastimosamente, la segunda opción es la que se está evidenciando en el día a día, situación que significa muerte y más muertes de colombianos.

Durante la pandemia, el Gobierno Nacional junto con los mandatarios departamentales y municipales, han tomado muchas medidas pensando en la salud de todos nosotros: restricción total de movilidad, toques de queda, ley seca, restricción parcial de pasajeros en los sistemas de transporte masivo, pico y cédula, entre otros. Todas estas disposiciones, con la colaboración ciudadana, ya cumplieron su propósito, pero es hora de buscar nuevas alternativas que nos permitan tener ciudades abiertas y una economía totalmente reactivada.

Déjenme compartirles una propuesta que permitirá a las ciudades colombianas, que hoy están abiertas máximo 14 horas, pasen a tener 22 horas de actividad de manera continua, en las que se incluyan las actividades de prestación de servicios de salud, colegios, universidades, industria y comercio, ocio y recreación, entre otras.

Recordarán ustedes la medida adoptada por el expresidente Gaviria, en la que se determinó adelantar una hora el reloj de todos los colombianos, logrando resultados excepcionales, en ese momento, para mitigar la crisis energética que vivíamos en el país.

Con el fin de minimizar los efectos de la pandemia, la propuesta sería adelantar el reloj 2 horas a partir de la fecha, hasta que podamos tener la vacuna para todos los colombianos, lo cual permitiría tener hasta 22 horas de actividad y la posibilidad escalonada de forma contundente, las actividades que cotidianamente realizamos, cumpliendo las medidas de distanciamiento y control de aforos.

A manera de ejemplo, veamos algunas alternativas para las personas que realizan actividades que implican salir de sus hogares, que son la gran mayoría de colombianos, y no pueden realizar telestudio o teletrabajo: La industria y la construcción podrían comenzar sus actividades a la 7 am hasta las 2 o 3 de la tarde. Los centros educativos y las oficinas gubernamentales podrían tener un horario que vaya desde las 9 am hasta 4 o 5 de la tarde, en jornada continua, y el comercio y actividades de bares y restaurantes, un horario que vaya desde el mediodía hasta la medianoche, de acuerdo a sus necesidades.

Con estas medidas repartiríamos los flujos de personas, escalonaríamos los horarios en los sistemas masivos de transporte, y lograríamos resultados importantes para cada uno de los sectores económicos del país.

Este tipo de iniciativas deberían tomarse de manera inmediata; cada actividad determinará su propio horario, de manera independiente, y no basadas en decisiones políticas, muchas veces carentes de estudios, como el famoso pico y cédula o pico y género.

La vacuna no llegará en el corto plazo, y la economía del país no aguanta más. O convivimos con el virus, o lo que nos terminará matando es el hambre producto de la desigualdad y la brecha tan amplia que tenemos en materia económica y social.

Para terminar, estoy seguro de que ustedes leyendo esta columna, ya se están imaginando qué horario preferirían para sus actividades y también estoy seguro de que los resultados serán tan contundentes que, a futuro, cuando pase esta pandemia, que ojalá sea lo más pronto posible, vamos a querer seguir trabajando en horarios escalonados y así tener más tiempo, tanto para desarrollar todas las actividades económicas, como para compartir con nuestras familias en actividades culturales y deportivas.

@jevelezg

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Redacción Minuto30

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