Como joven de apenas 20 años de edad, estudiante de Derecho, escribo estas líneas con profunda preocupación. En mi corta vida no había visto nunca antes unas elecciones tan definitivas para el futuro democrático y republicano de la patria como estas a las que hoy nos vemos avocados.

Recuerdo como hace unos años, muchos, a modo de burla tal vez, se reían de los mensajes de alerta de Uribe sobre el riesgo del castrochavismo y decían que eso era una exageración del expresidente. Hoy, años más tarde se vuelven a oír esas mismas risas, pero esta vez ya no a modo de burla sino más bien producto del pánico y del miedo que se percibe en las calles de Colombia, al ver como ese “fantasma del castrochavismo”, del que advertía Uribe hace unos años, al igual que advirtió proféticamente el presidente Carlos Andres Pérez en Venezuela cuando pronosticaba sobre Chávez, se está haciendo realidad

Las encuestas, que sabemos ya que son como las morcillas, dan por ganador de esta contienda presidencial a Gustavo Petro, pero aun si consideráramos que estas están infladas, como desde luego lo están; estos resultados sí que son una nueva alarma – y quizá la última – para los colombianos republicanos y demócratas que creemos en las libertades, el potencial individual de los seres humanos, la inversión privada como fuente de riqueza que genera empleo y progreso y que a su vez permite robustecer la cohesión social para superar la pobreza y construir equidad.

Y es que en estas elecciones no está en juego un cambio de gobierno, está en juego es la misma subsistencia de nuestra nación. los “Petrochavistas”, hábilmente critican el modelo de país que por 200 años ha prevalecido en Colombia, y en verdad tienen algo de razón, sin embargo, a pesar de todas nuestras dificultades: el narcotráfico, la podrida corrupción, la violencia, la inequidad, el sistema de salud etc, Colombia ha sido una democracia respetable en constante mejoría. Y es que tenemos la democracia más antigua del continente, no obstante, si bien es cierto como dicen los “petrochavistas” de que la corrupción ha hecho metástasis en nuestro país, la solución a esta crisis de valores no puede ser tirar todo lo que hemos conquistado con esfuerzo por la borda para adoptar el modelo fracasado del socialismo del siglo XXI que tiene arruinada a Venezuela y cuba.

Compatriotas, hoy más que nunca imploro para que nuestro descontento y malestar por la corrupción no nos lleve a votar por el populismo demagógico, el mismo que arruinó a nuestros vecinos, pues si bien es cierto que la corrupción en todos estos años permeo todas las esferas de nuestra sociedad, hoy al menos tenemos patria y un país viable; en Venezuela el comunismo no necesitó 200 años sino tan solo 18 para arruinar al país más rico de américa latina; en el país con las reservas probadas más grandes de petróleo del planeta, hoy los ciudadanos mueren de hambre, y hacen filas mostrando el “carnet de la patria” para conseguir tres lentejas y dos huevos, apenas para subsistir y no morir de inanición.

Colombianos, no arriesguemos nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos, no sucumbamos a la tentación populista y demagógica del socialismo que solo trae hambre y miseria.

Sé que hoy hay pobreza y limitaciones, pero somos un pueblo digno y trabajador. La corrupción se supera es con educación en valores, rescatando los principios cristianos y fortaleciendo la familia como núcleo de la sociedad y no con falsos populismos que nos quieren llevar al odio de clases y a la confrontación social.
Tengamos Fe en nuestro país.

@williamhhhh

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Redacción Minuto30

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