A pesar de convivir en las casas del lado, a los vecinos no se les pasó por la cabeza lo que vivían trece hijos, sin embargo, sí notaban los extraños comportamientos de los chicos.
Entre suciedad, cadenas, terror y candados vivían los hijos de David y Louise Turpin, los mismos que no tuvieron suficientes indicios para las autoridades.
Algunos residentes del lugar, destacaron que los muchachos se veían tristes y delgados, además que parecía que tuvieran alguna condición especial.
A pesar de estos comportamientos, nunca hubo un detonante para llamar a la policía, pues otros pensaban que los padres eran en extremo sobreprotectores.