La lactancia es uno de los momentos más importantes entre la madre y el hijo; sin embargo, puede ser incómoda para las primerizas. Experta de La Liga de la Leche aclara las dudas para que las mujeres se puedan preparar para este momento.

Solo cuando se es madre se sabe a ciencia cierta lo que significa amamantar, un tema que puede generar angustias en las primerizas. Por eso, Valeria Calderón, líder de La Liga de la Leche, una mujer que ha amamantado felizmente a sus hijos y que disfruta ayudando a otras madres para que puedan aprender a hacer esta linda tarea, le explica el tema a MedPlus.

La experta afirma que lo primero que debe saber una mujer es que leche materna es el único alimento con la propiedad de lograr una concentración de agua y de grasas que varía a cada hora, por eso no recomienda las leches de fórmula a no ser que un especialista determine su uso necesario.

Así que es importante poner al bebé en el pecho lo antes posible después del parto y esto se debe hacer con frecuencia, para que así el bebé comience a recibir los nutrientes que necesita.

Otro punto interesante es conocer qué es el calostro: un líquido amarillento que sale antes que la leche, en pequeñas cantidades, y que tiene un alto contenido de inmunoglobulinas que protegen al bebé y, por lo tanto, es considerado la primera vacuna. Para La Liga de la Leche, el calostro además ayuda a expulsar el meconio del niño (popó negruzco y pegajoso) y permite bajar las bilirrubinas.

Entre el tercero y el séptimo día de amamantar, este líquido ya está maduro y se produce lo que se conoce como la bajada de la leche. “Esta se da únicamente si el bebé succiona la glándula mamaria”, aclara Calderón.

En este momento del amamantamiento, la madre debe dar pecho cada 3 horas y algunas veces el bebé quedará con hambre después de la toma, en estos casos es adecuado ponerlo más seguido en el seno para aumentar así la producción de leche.

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La succión

Todas las madres quieren ser buenas ‘lecheras’; sin embargo, esto no siempre pasa. En este punto, como lo aclara La líder de la Liga de la Leche, lo importante es la succión del bebé, que marcará la pauta para lograr una buena producción. A mayor succión, más producción. Por eso, las madres deben permitir que su hijo esté en el pecho siempre que el niño lo pida.

“La madre debe tomar líquidos solo en la medida de su sed, se cree popularmente que el agua de hinojo o la panela con leche aumentarán su producción, esto es completamente falso”, explica la experta.

Cada niño se alimenta a su ritmo y no existen tiempos establecidos, eso también depende de la edad del bebé: un amamantado pide leche entre 8 y 12 veces en 24 horas. De acuerdo con la líder Calderón, el bebé escoge si su succión es para alimentarse o solo para responder a la necesidad de succionar. En ambas succiones se estimulan los receptores de oxitocina y prolactina, pero hay que tener en cuenta que son más efectivas las tomas cortas y frecuentes, que las largas y esporádicas.

La posición es importante

La succión correcta se logra ubicando el cuerpo del bebé alineado con el de la madre: su cabeza tiene que estar de frente, barriga con barriga y la boca del bebé debe estar bien abierta para que abarque todo el tejido mamario.

Cuando le da pecho debe dejarlo el tiempo suficiente para permitir que en esa única toma pueda recibir la lactosa y la grasa que le sirven al bebé para subir de peso. Antes de alternar los senos debe verificar que el bebé haya tomado suficiente leche (la del inicio y la del final) y solo sabrá que su hijo está lleno si se queda dormido o suelta el seno.

¿Durante cuánto tiempo se debe amamantar?

Autoridades internacionales de salud afirman que los bebés deben ser amamantados exclusivamente en los primeros 6 meses de vida, sin ningún tipo de complemento. En adelante, el bebé debe recibir alimentación complementaria hasta los 12 meses. Según la Liga de la Leche, el destete lo deben decidir la mamá y el bebé; algunos, incluso, lo hacen a los 2 años.

Cuándo no lactar

Si la mamá es portadora de enfermedades contagiosas (como VIH), tiene una medicación peligrosa para el recién nacido, enfermedades que contraindiquen la lactancia (como miastenia grave, enfermedad muscular) o si la paciente es adicta a drogas, fumadora o alcohólica. En estos casos, se le recetan a la mamá diferentes pastillas y, de acuerdo con la dosis, en una semana, aproximadamente, esta dejará de producir leche materna.

Según el ginecobstetra de MedPlus, Andrés Daste, la disminución de la producción de leche se logra con pastillas en casos en los que la mamá es muy buena productora de leche y no consigue dársela toda a su bebé. Se hace para evitar mastitis (inflamación por infección de los conductos mamarios). Sin embargo, este tratamiento puede producir efectos colaterales: dolor de mamas, mareo, secreción de leche hasta que la lactancia se inhiba, náuseas, malestar físico e infección en las glándulas. Según la dosis, los síntomas aumentan o disminuyen.


Fuente: Revista MedPlus
ED 81

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