La batalla por la silla de Peláez

Aunque se dice que Gustavo Gómez ya cuadró su vinculación (entiéndase que reajustó su salario) con los españoles dueños de Caracol para dejar de trasmitir el programa de 6am  con Dario Arizmendi y seguir dirigiendo el espacio de las 10 am (que cada vez tiene menos oyentes en  el ECAR  de medición de raiting), el Barquero estableció que la batalla por La Luciérnaga apenas comienza.

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Unos cuestionadores  

Probablemente porque el cálido  Gustavo Gómez se movió demasiado, o quizás porque la imagen que tiene en los medios desde cuando se disfrazó de militar y empezó a pensar  y a escribir como soldado, no ha gustado a Hollman Morris y a los  anunciadores, que son los mismos amigos del Presidente Juanpa y del Secretariado, todos concentrados hoy en la tierra de los hermanitos Castro, quienes fueron notificados con   los últimos artículos publicados desde su «opinaduria» en el diario El País contra el Proceso de Paz, escritos sin tregua y sin pausa, por el vertical y valiente columnista.

Las columnas

A manera de Cabeza de Turco le hicieron llegar al reelegido Presidente Santos con copia a Humberto de la Calle,  al frío y calculador Ricardo Alarcón y a la Mesa de Diálogos toda la artillería con que se despachó el brillante periodista contra la tan anhelada Paz, asi:

Encabezados con «El no creo que quienes transforman el mundo, asesinando, robando, secuestrando y paseando en catamaran», tour que hizo público Ernesto Yamhure, quien se desempeñó como columnista radial de Gómez Córdoba en su matinal radio revista, el director de «Cero Noticias» tambien se hizo sentir  con verdaderas cargas de profundidad  tituladas como «Servilismo», donde cuestiona la falta de pantalones frente a Venezuela; «Mendieta», retratando la calle de la amargura que vivió el General en su secuestro, además de “Lenon et Marquez”, “Urimadrazos”, “Felicidad” y “Abuso”.

Olvidábamos el título de otra columna famosa: «Sanguijuela», en la que describe el lodazal de la reelección santista, seguida del «Descanse en paz” y rematando irónicamente con el “Están advertidos”.

Contrapropuesta

El Barquero se enteró de que un grupo de poderosas agencias de publicidad quiere montar un holding para ofrecerle a Caracol o a Todelar  un programa que reemplace a La Luciérnaga ahora que se va a quedar sin la dirección del maestro Hernán Peláez.

Los gritos de Gustavo

Estos publicistas, como defensores de sus anunciadores, parten de la base  (equivocada)  de que Gustavo Gómez no pegará como director de La Luciérnaga y el programa puede acabarse muy rápidamente. Algunos de ellos me comentaban en el último  desayuno de “Los Pájaros dormidos”  que el maestro Gardeazábal o don Jediondo no se aguantan un grito (de los muchos que ya pega) Gustavo Gomez, en la sede caracolera de la carrera séptima con la 67.

Pérdida de ritmo

Pero también, y no le faltan razones, que aunque La  Luciérnaga es un programa resistente que fue capaz de sostenerse dos años pese a  la pérdida de ritmo y los cambios que puso  en marcha doña Claudia Morales, La Llanerita, para ir haciendo un programa que se acomodara a sus antojos  y  con esa ambición, entrar a suceder a Peláez, su mentor.

El humor es cosa seria

Los anunciantes del programa más vendido en la radio colombiana están preocupados, tanto que están proponiendo fórmulas con personajes muy diferentes a los que Gustavo Gómez va a llevar a colaborar en la nueva Luciérnaga.

No creen en  Danielito Samper, el de Soho, que es casi fijo en la nómina del nuevo director. Temen por la falta de humor que Gustavo Gómez ha demostrado en su  programa de televisión,  en la Cadena Uno, los domingos, y como me lo decía uno de ellos, el humor negro es fundamental  en un programa como La Luciérnaga y Gómez, precisamente no lo posee porque una cosa muy seria es el humor fino y otra muy distinta son los chistes verdes, ni siquiera los de doble sentido, como el que le hicieron a Mariana Pajón que sonrojarían y obligarían  a la finada  Nena Jiménez o al mismísimo Don Jediondo a cambiar de dial.

El trasteo

Pero como la batalla continúa, RCN y los herederos de Santo Domingo también andan detrás de cómo ofrecerle a Hernán Peláez que se trastee con todo su elenco, menos la inmensa y magnífica Alexandra Montoya que perdería  la indemnización y mucho dinero si se retira de Caracol  antes de acceder a la jubilación.

Bocado de cardenal

Muchos de ellos (los publicistas y los de Blue)  que quieren usar  La Luciérnaga para adueñarse del horario de la tarde, en Todelar, donde los espacios se alquilan y así ir adelantando la compra de la cadena de los Tobón del derroche, que siguen con sus  líos herenciales.

Hay otros como don Alejandro Santodomingo que han comisionado al doctor Mejia Prado, su asistente personal, para que venga desde Nueva York y se aproxime  y estudie y proponga fórmulas técnicas y económicas por  ese bocado tan provocativo que es el invento genial de Hernán Peláez convertido en el programa de mayor audiencia en 22 años  en Colombia: La Luciérnaga.

Entre pesos pesados

La batalla apenas comienza y aunque el cordial Gustavo Gomez le creyó el cuento al frio de Ricardo Alarcón de que todo estaba listo o  al recién desempacado señor Diebb de que el problema era solo de plata, esta contienda va a ser entre pesos pesados. Ojalá ganemos todos los oyentes de La Luciernaga que somos millones en este país,  antaño del Sagrado Corazón   y ahora de alias “Marquitos”.

(Seguiremos informando).

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