Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato de Batmalku y Hairan, del siglo III d.C., procedente del Museo delle Civiltà de Roma. EFE
Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato de Batmalku y Hairan, del siglo III d.C., procedente del Museo delle Civiltà de Roma. EFE
Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato de Batmalku y Hairan, del siglo III d.C., procedente del Museo delle Civiltà de Roma. EFE

Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato de Batmalku y Hairan, del siglo III d.C., procedente del Museo delle Civiltà de Roma. EFE

El milenario arte funerario de Palmira, joya siria atacada por los terroristas de Estado Islámico, protagoniza una exposición en Aquileia, en el norte de Italia, que quiere también enviar un mensaje contra el terror fundamentalista.

La muestra, titulada «Los rostros de Palmira», tiene un objetivo claro: conmemorar un tiempo en el que la convivencia y las relaciones comerciales y culturales a ambos lados del Mediterráneo eran fluidas y constantes.

Para ello el Museo Arqueológico de este municipio véneto expone hasta el 3 de octubre doce piezas que muestran los ritos funerarios de la antigua ciudad de Palmira, procedentes de museos como el «Terra Sancta» de Jerusalén o los Museos Vaticanos, entre otros.

Y las confronta con otras ocho de su propio patrimonio, esculturas y relieves de la antigua ciudad de Aquileia, fundada por los romanos para defender las regiones septentrionales de la península de los siempre amenazantes y beligerantes bárbaros.

Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato femenino, de los primeros decenios del siglo III d.C., procedente del museo de Escultura Antigua "Giovanni Barracco", de Roma. EFE

Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra un relieve funerario de Palmira con retrato femenino, de los primeros decenios del siglo III d.C., procedente del museo de Escultura Antigua «Giovanni Barracco», de Roma. EFE

De este modo estas dos ciudades, en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, muestran sus vínculos a pesar de la distancia que las separa, unos tres mil kilómetros.

El visitante puede apreciar mosaicos y relieves funerarios de Palmira en los que prevalece la figura de una mujer idealizada y opulenta, vestida a la moda grecorromana, con elementos orientales, gran ostentación y enjoyada, exhibiendo su riqueza y bienestar.

Estas piezas eran empleadas para sellar los nichos en los que eran sepultados los difuntos de aquella Palmira, ubicados a su vez en las características y altas torres funerarias de la urbe.

Todos los relieves de la joya del desierto sirio son del siglo III d.C, cuando gozaba de un gran desarrollo y era sede un reino autónomo de Roma, gobernado por la mítica reina Zenobia.

Una época en la que desarrolló su comercio, con la venta a los romanos objetos de lujo de Persia que llegaban al Imperio precisamente a través de Aquileia, fundada en el 181 a.C. para hacer frente a posibles invasiones pero también como puerta a Oriente.

De las propias ruinas de Aquileia se exponen ocho esculturas vinculadas a la muerte, como estelas familiares en relieve que decoraban los recintos sepulcrales, alineados a lo largo de las vías de salida de la ciudad.

En el caso de esta urbe romana, los personajes que aparecen en las lápidas lo hacen ataviados con ropajes típicos de Roma y en todas ellas domina la sencillez en las facciones de unos rostros de gran naturalismo, nada idealizados como en el caso de Palmira.

Uno de los comisarios de la muestra, Cristiano Tiussi, explicó «el punto común de estos difuntos es que querían perpetuar sus facciones en la eternidad».

Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra la cabeza de sacerdote de un sarcófago de Palmira, de la segunda mitad del siglo II o inicios del siglo III d.C., procedente del museo Terra Sancta de Jerusalén. EFE

Imagen facilitada por el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que muestra la cabeza de sacerdote de un sarcófago de Palmira, de la segunda mitad del siglo II o inicios del siglo III d.C., procedente del museo Terra Sancta de Jerusalén. EFE

La otra comisaria y directora del Museo, Marta Novello, señaló que los habitantes de estas ciudades eran «ciudadanos de un mundo compartido», pertenecientes a «un sistema cultural homogéneo», sobre todo por el estatus de colonia que Palmira tuvo de Roma.

La Fundación Aquileia, organizadores de la exposición, ha impulsado desde 2015 el ciclo «Arqueología herida» para poner el acento en el patrimonio amenazado por el yihadismo y ha expuesto ocho obras del Museo del Bardo de Túnez, escenario de un ataque en marzo de 2015 en el que murieron 23 personas.

Además, de junio a octubre de 2016 organizó «Leones y toros de la Antigua Persia», con piezas del Museo Arqueológico de Teherán y Persépolis, y ya piensa en las próximas exposiciones, que apuntan a museos de Irak, uno de los países más golpeados por el terrorismo, Egipto e incluso Afganistán como objetivo final.

El presidente de la fundación, Antonio Zanardi Landi, cree que «el fundamentalismo quiere destruir porque no puede convivir con los demás» por lo que, devastando un patrimonio único, inflige también un «daño grandísimo a la identidad cultural europea», dijo.

Tiussi calificó a Palmira como «una ciudad mártir» por el daño perpetrado por Estado Islámico que, a su parecer, «quiere eliminar con una furia iconoclasta todo aquello que no es considerado puro y adecuado a una idea de religión islámica desde sus orígenes».

Jaime Castro García. EFE

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