Desde hace varios años venimos escuchando con fuerza sobre Ríos Vivos, un movimiento que defiende en especial el Río Cauca, a raíz de la construcción del proyecto Hidroituango, y por consiguiente a las poblaciones de las inmediaciones de la hidroeléctrica, quienes toda su vida vivieron de lo que el río y la naturaleza tenía para ellos. Los pescadores, barequeros y campesinos han tenido que, ver como lo que era su vida cambio de un momento a otro sin explicación, dialogo, capacitación y consensos.

Dentro del movimiento se destaca Isabel Cristina Zuleta, una socióloga y activista, quien ha sido la voz de los pobladores de los territorios que tienen injerencia con el proyecto. Ella, sin miedo, con valentía y convicción ha defendido sus derechos, pues no solo ha vivido todo lo que ha sucedido, sino que además entiende que estos hechos tienen una marca y una trascendencia en la vida de todos y por eso busca justicia y reparación.

Su incansable lucha lleva 12 años en los que han pasado varios alcaldes y gobernadores, y ella siempre ha estado ahí en la primera línea por su gente, denunciando los hechos, ha sido coherente y consecuente con su pensamiento y ha sido una gran defensora del medio ambiente y de las consecuencias que ha tenido para este las malas decisiones tomadas por anteriores administradores del proyecto quienes intentaron a toda costa acelerarlo y llevo a la emergencia de 2018.

Isabel, es la representación de los valores de las personas de la zona, pero a su vez es, la demostración que la perseverancia, disciplina y convicción son las herramientas que permiten lograr transformaciones importantes, ella empezó hablando con unos pocos y ahora logro que se instalará la mesa de dialogo entre el movimiento, la Alcaldía de Medellín y EPM.

En un país tan golpeado por la violencia, lleno de secuelas por la guerra, el único camino viable hoy, es el dialogo y la reconciliación, reconocer la importancia del otro en la construcción social, entender que no hay categorías de ciudadanos, sino que todos tenemos el mismo nivel de importancia y así garantizar el cumplimiento de los derechos de las personas. Sentarse a negociar, crear puentes, reparar y poner en el mismo nivel las necesidades y expectativas de las partes es una de las lecciones que nos deja los primeros encuentros de esta mesa.

El país necesita más “Isa Zuleta” con convicción e inteligencia, pero con capacidad de negociación y asertividad para comunicar.

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Redacción Minuto30

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