La figura del profesor Mockus ha sido muy respetable en el país. A pesar de sus desafueros desde que era Rector de la Universidad Nacional, como candidato -varias veces- a la Presidencia de la República y como Alcalde -varias veces- de Bogotá. Sin embargo, esa apuesta extraña que hicieron para que encabezara la lista, arrastrara una miríada de votos, y metiera así un puñado de senadores, cosa que lograron, les va a salir por la culata.

¿Cómo es posible que el primer acto del señor Mockus (así como el desayuno de las reinas de belleza al día siguiente a ser coronadas) sea arrodillarse frente a las cámaras de los medios a pedir que Humberto De La Calle y Sergio Fajardo se unan? Me imagino la expresión facial de Fajardo (andrógina como todas) al ver esa imagen en televisión. ¿Cómo se le va a ocurrir a Mockus pedirle al candidato del partido Liberal, el más enmermelado de todos, el nicho de la corrupción, la veleidad, la burocracia y los contratos, que se una al crisol de la transparencia, de la pulcritud y de la honestidad? Pero lo peor no es eso, lo peor es que Fajardo no pueda descalificarlo con el mismo gesto de asco que hace cada que un “político de alcantarilla” pasa frente a él. Porque eso sí, para políticos de alcantarilla y los Serpa, los Amín o los Bedoya (para él), ínclitos miembros del partido de marras.

Ese va a ser el talante de la campaña para Fajardo en adelante, las consecuencias necesarias de los escupitajos para arriba que caerán en su cara, el desprecio indolente de cientos de miles de votos -sin los cuales no se puede ser presidente- durante una campaña tan dura y agresiva como la que nos envuelve.

Por otro lado, el emérito profesor (que no profesor emérito) seguirá espetando sus posiciones altisonantes sin medir las consecuencias políticas de sus palabras, manifestando su ignorancia (al igual que su nuevo jefe político) sobre temas jurídicos en cada espacio que le abran, y repitiendo lugares comunes sobre la corrupción, único caballo de batalla que tiene, porque de relaciones internacionales, tributación, derecho constitucional administrativo, aseguramiento en salud, o cualquier tema importante para quien aspire a ser presidente (o en su caso Senador): nada.

Cómo será la cosa, que en las redes sociales, después de la entrevista de Vicky Dávila al mencionado profesor, le dieron hasta con el balde (a él) por haberse prestado, a pesar del conocimiento de sus limitaciones, para esa hábil (pero poco honesta) jugada de lanzarse, arrastrar votos y, seguramente, en unos meses retirarse y dejar en su lugar al señor Yezid Rafael García, quien con catorce mil votos va a ser padre de la patria gracias a esa jugada fruto de una cabeza “Ñoñística”, “Musística” o “Benedettística”, escuelas políticas de antaño que jamás tendrán cabida en ese equipo político de “impolutos”.

Ese matrimonio por conveniencia, como todos los matrimonios por conveniencia, va a hacer agua más temprano que tarde, lo malo es el halo de respetabilidad y majestad que envuelve a Mockus, motivo por el cual nadie podrá decirle: “¡cállese loco!” como quisieran algunos dentro de ese partido.

Adenda: No sé cómo, algunos medios, nadando contra la corriente, quieren demeritar la muenda electoral de la “derecha” contra la “izquierda” del domingo: seis millones cien mil votos, contra tres millones quinientos mil votos, es una pela de padre y señor mío aquí y en cualquier parte del mundo (sin mencionar que uno metió 19 senadores y el otro cuatro). Petro y sus camaradas tienen que estar muy, pero muy preocupados y que no traten de ocultar esa derrota con subterfugios y malabares argumentales, los números están ahí, imperturbables, arrogantes y solemnes, sin discutir con nadie.

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Redacción Minuto30

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