Muestra plasma cómo el Cristo en la Cruz fue fundamental para evangelización

Muestra plasma cómo el Cristo en la Cruz fue fundamental para evangelización

El Cristo crucificado y su iconografía a través de tallas, pinturas y objetos que beben de la tradición barroca española, centran una muestra que se inaugura en Quito y presenta esta figura como herramienta fundamental de evangelización.

«En la cruz: arte y relato», es el título de la exposición que se inaugura con motivo de la Semana Santa y reúne 24 piezas de arte de los siglos XVIII al XX en el Museo de El Carmen Alto, ubicado en el centro colonial de la capital ecuatoriana y antigua residencia -hace 400 años- de Santa Mariana de Jesús, la primera del país.

«El Cristo en la Cruz es una de las representaciones de mayor fuerza expresiva a lo largo del tiempo y, pese a esto, han existido muchas discusiones de cómo se debía representar», explica a Efe Myriam Navas, investigadora y curadora del Museo.

En su mayoría anónimas, debido a que la Iglesia consideraba más importante el mensaje que al autor y a que muchas eran un trabajo conjunto de varios artistas, las obras componen una miscelánea de crucifijos de marfil, mármol, carey y cedro, cristos fundidos en metales como el bronce y tallas esculpidas en madera junto a cuadros al óleo sobre la crucifixión.

Las piezas forman parte de la colección de ese centro conventual, a las que se suman obras privadas y donaciones del Museo Alberto Mena Caamaño, del Municipio de Quito.

Plasman las diferentes formas de representación «de ese momento fundamental, que es el símbolo de la salvación de la crucifixión», analiza la comisaria al incidir en que el objetivo eclesiástico en el Nuevo Mundo fue básicamente proselitista, «para convencer a una población mayormente analfabeta».

«A comienzos de la conquista comienza la evangelización de los pueblos americanos para introducir estos dogmas de la Iglesia católica en la nueva población que está naciendo en América», afirma.

En un primer momento las imágenes, grabados y modelos proceden de Europa, aunque pronto se forman artesanos en las escuelas de arte que crean las órdenes religiosas establecidas en los territorios colonizados, como los franciscanos que fundaron la de San Andrés.

De allí salen los primeros especialistas de la ciudad de Quito en técnicas como la talla, pintura, el dorado o escultura en encarne.

Esta última es propia de la zona y consiste en elaborar imágenes muy brillantes, «cuya luminosidad se asemeja a la de la piel natural y se hacía con vejiga de carnero», revela la investigadora.

Dos cuadros del Cristo en la Cruz con San Francisco de Asís, del siglo XVIII, abren la exhibición donde los objetos no están dispuestos por orden cronológico sino por similitudes en su fuerza expresiva.

En muchas de ellas se puede apreciar que los artistas tenían poco espacio para alejarse de los modelos impuestos por la Curia romana y seguían los principios asumidos en el Concilio de Trento (siglo XVI).

«La Iglesia quiere evangelizar, quiere persuadir a los fieles, entonces la imagen artísticamente no tiene valor en ese momento, el valor es la verdad dogmática que está transmitiendo», resume Navas.

Una de las características de la iconografía quiteña, insiste la comisaria, es la de «los cristos muy lacerados, lastimados y sangrantes, con corazones palpitantes expuestos, porque están en pleno mundo barroco».

Entre finales del siglo XVII y a lo largo del XVIII aparece la figura del cristo ya muerto en la cruz o en momentos de agonía, con tres clavos en lugar de cuatro, y aislados, en contraposición con escenas narrativas relacionadas con la crucifixión de períodos anteriores.

«Y es que la Contrarreforma presenta a Cristo solo porque la Iglesia quiere que los fieles mediten sobre el momento del sacrificio y no se distraigan con otras temáticas», abunda.

Las imágenes, especialmente las tallas de madera, formaban parte del ámbito eclesial pero también privado y eran colgadas en capillas y viviendas particulares y las más representativas eran sacadas fuera del espacio íntimo a las calles por Semana Santa.

Aún en áreas rurales ecuatorianas se conservan hoy en día tradiciones como las procesiones de esculturas de tamaño real y estructuras móviles que pueden descender de la cruz, lo que ofrece una imagen de enorme teatralidad.

«La Iglesia está mirando constantemente cómo se representa el arte porque puede ser un elemento pedagógico, porque tiene más fuerza la imagen que la palabra», concluye la responsable.

Daniela Brik/ EFE

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Redacción Minuto30

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