Los bombarderos con capacidad de emplear armas atómicas, los B-52 y los B-2, no se han encontrado en estado de alerta desde 1992. En la imagen, un bombardero estadounidense de baja visibilidad B-2 Spirit (izq). EFEArchivo
Los bombarderos con capacidad de emplear armas atómicas, los B-52 y los B-2, no se han encontrado en estado de alerta desde 1992. En la imagen, un bombardero estadounidense de baja visibilidad B-2 Spirit (izq). EFEArchivo
Los bombarderos con capacidad de emplear armas atómicas, los B-52 y los B-2, no se han encontrado en estado de alerta desde 1992. En la imagen, un bombardero estadounidense de baja visibilidad B-2 Spirit (izq). EFEArchivo

Los bombarderos con capacidad de emplear armas atómicas, los B-52 y los B-2, no se han encontrado en estado de alerta desde 1992. En la imagen, un bombardero estadounidense de baja visibilidad B-2 Spirit (izq). EFEArchivo

El general de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. John Hyten señaló que dos de las patas de la llamada Tríada Nuclear, los submarinos nucleares y los misiles balísticos intercontinentales (ICBM), se encuentran en alerta y advirtió que los bombarderos se pueden activar con «una simple llamada».

«Los submarinos están en alerta, los ICBM están en alerta; los bombarderos no están en alerta y no lo han estado desde 1992», señaló Hyten durante su intervención en un seminario sobre la nueva Revisión de la Postura Nuclear (NPR) impartido hoy en la Universidad de Defensa Nacional, en Washington.

Según explicó el militar, comandante del Comando Estratégico de EE.UU., los bombarderos con capacidad de emplear armas atómicas, los B-52 y los B-2, no se han encontrado en estado de alerta desde 1992, sin embargo, se pueden activar con una «simple llamada telefónica», ya que se encuentran preparados para entrar en acción.

El hecho de que las aeronaves no estén en estado de alerta, es decir, volando de forma permanente a la espera de recibir indicaciones sobre un posible objetivo, se debe a que esta es la pata más flexible de la Tríada Nuclear, por lo que es preferible que sea el propio presidente quien tenga la opción de decidir «dónde y cuándo» activarlas.

Según explicó el mayor Brian Maguire, portavoz militar, el tener a la flota de submarinos y al sistema de misiles en alerta responde a una «situación común», mientras que el activar los bombarderos serviría, además, «para mandar un mensaje significativo».

La Tríada Nuclear -compuesta por bombarderos estratégicos, submarinos nucleares y el sistema de ICBM- es el auténtico vértice sobre el que pivota la estrategia de disuasión del Pentágono, a pesar de que la mayoría de sus recursos cuentan con décadas de antigüedad.

«Muchas de las instalaciones de la Tríada provienen de los tiempos del Proyecto Manhattan», reconoció Philip Calbos, vicesecretario de Programas de Defensa de la Administración de Seguridad Nuclear Nacional, en referencia al desarrollo de la primera bomba atómica en la década de 1940.

Este es uno de los principales argumentos esgrimidos por el Departamento de Defensa para apostar por una renovación del arsenal nuclear estadounidense, como evidencia la nueva NPR, que fue presentada a principios de mes.

Asimismo, el otro gran motivo para rediseñar una política militar marcada por la reducción de las armas atómicas en los últimos años es la necesidad de adaptar el arsenal ante la escalada de otras potencias, como China y Rusia.

«En contraste con la actitud de algunos adversarios potenciales, Estados Unidos no ha desarrollado nuevas armas nucleares en las últimas dos décadas. De hecho, hemos reducido nuestro arsenal en un 85 %«, sostuvo David Trachtenberg, subsecretario de Política del Departamento de Defensa.

Específicamente, Trachtenberg defendió la decisión del Pentágono de incorporar misiles de bajo rendimiento a su flota de submarinos nucleares puesto que algunos «potenciales adversarios» pueden creer «erróneamente», que un ataque nuclear limitado puede darles una «ventaja política o militar«.

«Si un adversario recurre a armas nucleares de bajo rendimiento en el campo de batalla, nuestra única opción no puede ser responder a lo grande», coincidió Hyten, quien recordó la máxima castrense de que la «mejor manera de evitar un conflicto es estar preparados«.

Aunque el desarrollo de armas atómicas de bajo rendimiento no está contemplado en los tratados internacionales de no proliferación, Hyten sostuvo que cuando el Kremlin decidió equipar a sus tropas con este tipo de recurso violó estos acuerdos.

En este sentido, el general recordó las palabras del ex secretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger, quien hace años lamentó que ante un posible ataque nuclear las dos únicas opciones serían «rendición o suicidio».

«No me gusta ninguna de las dos«, zanjó Hyten.

Más conciliadora se mostró Anita Friedt, secretaria adjunta en funciones de la oficina de Control de Armas y Verificación del Departamento de Estado, quien aseguró que, en ningún caso, Washington pretende «iniciar una nueva carrera armamentística».

«Estados Unidos está comprometido con sus obligaciones marcadas por los tratados de no proliferación, lo que buscamos es diálogo. Pero no hay secretos aquí, queremos que nuestros aliados, y también China y Rusia, sepan que seguimos avanzando», concluyó Friedt. EFE

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