Basta de verdades a medias

Luego de conocerse la elección de la senadora por el partido Farc, Sandra Ramírez, como Segunda Vicepresidenta del Congreso de la República, designación que hoy es fuertemente criticada, tratándose de quien fue esposa del máximo jefe de la guerrilla de las Farc, Manuel Marulanda Vélez (alias Tirofijo), sorprende e indigna al país, con sus recientes declaraciones, al referirse a los casos de reclutamiento de menores en las Farc, como hechos que se dieron por condiciones de abandono a jóvenes que vivían en el campo y no por un reclutamiento forzoso.

A ello se suma la declaración del presidente del Partido, Rodrigo Londoño, quien corrobora lo que dijo Ramírez, “el ingreso a las Farc era voluntario”. Sin embargo, los informes que reposan en la Fiscalía revelan lo contrario, concluyendo que el 53 por ciento de los casos donde niños fueron reclutados se dieron a través de la fuerza o por medio de engaños.

Adicionalmente, dentro del informe también se conoce el número de menores que fueron víctimas del reclutamiento forzoso, un total de 5.252 niños, con constancia en 4.219 expedientes.

Otras fuentes también los desmienten, en investigaciones de la organización Human Rights Watch, por ejemplo, demuestran que no solo se realizaba reclutamiento forzoso, también intimidaban a los menores de edad para tener relaciones sexuales con ellos y no consensuadas como quieren hacerlo ver.

Con este cinismo infame, al escuchar la negación de estos delitos por parte de ex miembros de las Farc, se genera alrededor de este tema una gran preocupación, si el beneficio de quienes acudan a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es no ir a la cárcel, con el compromiso de contar toda la verdad y reconocer su responsabilidad, de seguir sosteniendo estas versiones ante este Tribunal, ¿qué tipo de sanciones se les aplicarían?

Por ahora, y siendo optimistas, nos queda esperar que con los 3,5 millones de euros con los que la Unión Europea acaba de anunciar su apoyo a la JEP, hacía el fortalecimiento de su capacidad investigativa y de resultados, cuenten con la ayuda técnica necesaria para recopilar y dilucidar cada uno de los delitos atroces cometidos por las Farc.

Así como también, que esos delitos sean demostrados, para que no quede la menor duda que representan la verdad de las víctimas y, además, dicho en palabras del presidente Duque, “que la justicia no solamente llegue a esa verdad, sino que los máximos responsables de esos delitos le respondan a Colombia”.

Porque no es solo la negación del reclutamiento a menores lo que indigna, también la negación a las víctimas de violencia sexual, de abortos forzados, que hoy tienen que ver a sus victimarios jactarse de un estado absoluto de impunidad y para colmo de males, entregando verdades a medias.