El vicepresidente de Conocimiento de CAF, Pablo Sanguinetti

El vicepresidente de Conocimiento de CAF, Pablo Sanguinetti

La brecha de productividad entre Latinoamérica y los países desarrollados se mantiene casi inalterada desde hace 60 años, lo que muestra la urgencia de implementar reformas institucionales que mejoren el entorno empresarial y la innovación, aseguró hoy en Bogotá el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF.

Al presentar el Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2018), el vicepresidente de Conocimiento de CAF, Pablo Sanguinetti, dijo que el estancamiento que se evidencia actualmente «se origina fundamentalmente en un problema de productividad regional que ha tenido un crecimiento muy débil en los últimos 60 años».

Esta «debilidad» no se debe, sin embargo, a una ineficiente estructura sectorial de las economías de la región comparada con la de los países más desarrollados.

«La idea de que el menor crecimiento ha implicado que no se haya convergido con los países desarrollados tiene que ver con una productividad débil, la cual está medida como la eficiencia con la que se usan los recursos en empresas y gobiernos», comentó Sanguinetti.

Por ello, el estudio asevera que la región ha realizado esfuerzos en materia de productividad y que varios países han mantenido un proceso continuo de reformas que comenzó entre mediados de los años 80 y principios de los 90.

En esa época se hicieron avances en estabilización macroeconómica, apertura al comercio e inversión extranjera y un proceso de privatizaciones en ciertos sectores clave de los servicios públicos.

A pesar de lo anterior, para el CAF si bien el crecimiento promedio de las economías de América Latina se fortaleció en alguna medida, no fue elevado en comparación con el de los países desarrollados y menos aún con el de otras naciones en desarrollo de Asia, Europa del este o el norte de África.

De hecho, la tasa de crecimiento de la región solo se aceleró ostensiblemente cuando el precio de sus materias primas de exportación tuvo un comportamiento extraordinariamente positivo en el periodo comprendido entre 2004 y 2013.

En ese sentido, agregó el experto, «el débil crecimiento de la productividad no se debe a una ineficiente estructura sectorial de las economías de la región comparada con la de los países más desarrollados sino que es transversal y se evidencia en todos los sectores que conforman la economía frente a lo que ocurre en las naciones líderes».

Lo anterior se debe en parte a un importante grado de informalidad productiva presente en la mayoría de las áreas económicas que no es exclusiva del segmento microempresarial.

A las iniciativas en pro del incremento productivo latinoamericano se sumaron una serie de reformas de «segunda generación» en temas fiscales, laborales y en aspectos relacionados con la justicia y las políticas sociales.

Luego, en la década de 2000, llegaron reformas dirigidas a las empresas para impulsar explícitamente la productividad, como el fomento a la innovación, nuevos instrumentos para facilitar el acceso al crédito y políticas de emprendimiento.

Todo esto, añade el estudio, «ha implicado importantes logros en materia de estabilidad macroeconómica, reducción de la pobreza y en menor medida de la desigualdad».

Además, contribuyó a la internacionalización de sectores productivos, incluyendo no solo a aquellos asociados con la explotación de recursos naturales sino también de las manufacturas.

El informe del CAF añade que las raíces del problema de la productividad en América Latina son «profundas» y penetran a todo el tejido productivo.

De allí la importancia de continuar «el esfuerzo por mejorar la institucionalidad tanto en aspectos como el ambiente de negocios y la seguridad jurídica, como en regulaciones para favorecer la competencia, el acceso a insumos, la cooperación empresarial y el mejor funcionamiento de los mercados laboral y financiero», concluyó Sanguinetti.

El CAF llevó a cabo entre ayer y hoy en Bogotá su conferencia «Productividad e innovación para el desarrollo» de la que hicieron parte el presidente de la entidad, Luis Carranza; el mandatario colombiano, Iván Duque, y el ministro de Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo.

También participaron más de 500 líderes latinoamericanos entre los que se destacaron el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez; la gerente de innovación de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), Rocío Fonseca; el presidente de Ánima Estudios, Fernando de Fuentes, y la chef colombiana Leonor Espinosa, entre otros.

EFE

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