Los fenómenos migratorios son complejos y tienen grandes repercusiones en los países que alojan o sirven de puente a las personas que buscan un nuevo destino, y día a día se hace más evidente que en un mundo globalizado, debemos estar preparados y no simplemente esperar a que los sucesos ocurran, dejando en jaque a las administraciones e instituciones del Estado.

En los últimos años en Colombia hemos vivido la oleada de migrantes desde Venezuela, producto de una dictadura que atenta contra los Derechos Humanos y oportunidades de nuestros hermanos, pero no solamente ellos, sino también que personas de otras nacionalidades buscan a Colombia como destino o como paso hacia otros países como Estados Unidos u otras naciones latinoamericanas.

Al respecto, a muchos les tomó por sorpresa el anuncio de que se estaría pensando en enviar a cerca de 4.000 refugiados afganos a Colombia, y no es de extrañar que esto pueda generar alguna clase de zozobra en la población, especialmente cuando esta migración es producto de un conflicto que es ciertamente ajeno a nosotros, o que al menos no comprendemos del todo.

Entonces vemos, inicialmente, dos factores. El primero es que debe existir compromiso internacional para atender a la población migrante, y lamentablemente hay que decir que en el caso de nuestros hermanos venezolanos, esa cooperación ha sido lenta, demorada y no se siente un real voluntad en aportar a soluciones en el corto, mediano y largo plazo. No obstante, Colombia está dispuesta a prestar refugio a quienes hoy huyen de la toma Talibán; eso demuestra nuestro firme compromiso con la migración mundial.

El segundo factor que vislumbramos es que es muy probable que exista alguna resistencia de parte de la ciudadanía para recibir a la población afgana, por lo que es menester entablar espacios de entendimiento, para que producto del choque cultural no haya xenofobia, sino que incluso sea beneficioso para todas las partes, y de esto hay muchos ejemplos, tan solo vale recordar cómo el auge migratorio ha sido factor fundamental en el crecimiento económico de los Estados Unidos.

Por estas razones, es muy importante que las entidades el Estado Central, así como las regiones y los territorios, estén coordinados para llevar a cabo estos procesos de asimilación y diálogo intercultural. En igual sentido se debe hacer un esfuerzo en el empadronamiento de la población migrante, porque de esta forma nos damos cuenta de cuáles son sus reales necesidades y cómo la institucionalidad puede ofrecer soluciones humanitarias reales.

Otro tema muy importante y que está en la agenda pública, así como en los intereses ciudadanos, es el de la seguridad.

Antes de entrar de lleno en este tema, tengo que decir que es reprochable la manera en que la alcaldesa de Bogotá ha asumido el tema de la seguridad en la capital, pues su propuesta de un Comando Especial contra delincuentes venezolanos puede incentivar la xenofobia y no resuelve el problema en sí, sino que genera otro adicional, creando en el inconsciente colectivo el imaginario de que la inseguridad tiene nacionalidad, color y bandera. Así no es señora alcaldesa.

No obstante hago un llamado a las Instituciones de Seguridad del Estado en ser más incisivos en las labores de inteligencia, puesto que regímenes como el venezolano aprovechan las migraciones para infiltrar agentes generadores de violencia y caos en nuestro territorio, y lo propio puede ocurrir con la eventual migración afgana, ya que hay suficiente documentación que relaciona a grupos terroristas islámicos con las llamadas disidencias de las Farc, el ELN y la propia dictadura de Nicolás Maduro.

Por esta misma razón se hace imperativo el empadronamiento del que tanto he hablado en el Concejo de Medellín. El mensaje debe ser claro, recibimos con los brazos abiertos a la población migrante y debemos estar abiertos a entablar puentes de comunicación, pero también hay un mensaje de rechazo absoluto a los violentos, especialmente contra personas infiltradas que estén vinculadas con grupos terroristas. Recordemos que es mejor siempre prevenir que curar.

Finalmente, es muy importante decirle al mundo que tenemos los brazos abiertos para recibir a los migrantes, vengan de donde vengan, pero que necesitamos un apoyo de parte de la comunidad internacional más decidido para enfrentar estos fenómenos, ya que esto implica un desafío importante y sobre todo muchos recursos económicos, y Colombia no tiene el músculo financiero para hacerle frente a esta situación.

@LinaGarciaGanan

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Redacción Minuto30

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