Fotografía de una obra de la galería Neugerriemschneider el 4 de abril de 2013, durante la Feria Internacional de Arte de Sao Paulo, en el pabellón de la Bienal del parque Ibirapuera, en Sao Paulo (Brasil). EFE/Archivo

Todavía es incipiente e incluso algunos lo tildan de tímido, pero el mercado de las artes plásticas en Brasil, líder en América Latina, se esfuerza por conseguir un pasaje que lo lleve a aguas internacionales.

Fotografía de una obra de la galería Neugerriemschneider el 4 de abril de 2013, durante la Feria Internacional de Arte de Sao Paulo, en el pabellón de la Bienal del parque Ibirapuera, en Sao Paulo (Brasil). EFE/Archivo

Fotografía de una obra de la galería Neugerriemschneider el 4 de abril de 2013, durante la Feria Internacional de Arte de Sao Paulo, en el pabellón de la Bienal del parque Ibirapuera, en Sao Paulo (Brasil). EFE/Archivo

El circuito artístico brasileño, en auge desde 2010, creció en 2013 un 5 % más que el año anterior, batiendo todos sus récords y consolidándose como un mercado a punto de explotar, según los últimas cifras disponibles del sector.

Y aunque los especialistas aseguran que Brasil en 2014 la venta de arte no escaló a la misma velocidad que el año anterior, el sector sigue, sin prisa pero sin pausa, avanzando hacia el nivel de los grandes galeristas europeos y estadounidenses.

Un camino que no va a ser fácil: el segmento global de las artes movió 51.000 millones de euros (unos 47.100 millones de dólares) en 2014, según The European Fine Art Foundation (TEFAF). En cambio, Brasil aún no supera los 1.000 millones de reales (335 millones de dólares).

Según el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, las exportaciones de arte superaron a las importaciones.

Los brasileños compraron en el exterior 63.480 millones de dólares en obras de arte, una suma equivalente a comprar la mitad de «El Grito» de Edvard Munch.

Y las exportaciones llegaron a 81.569 millones de dólares, con los cuales se podría adquirir el 60 % del lienzo del expresionista noruego, una de las obras más caras de la historia.

Para hacer una radiografía del mercado de arte en el gigante suramericano hay que recurrir al «Projeto Latitude», integrado por la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones (APEX, oficial) y la Asociación Brasileña de Arte Contemporáneo (ABAC).

El último estudio de esta institución cultural mixta señala que el 85 % de las ventas declaradas en galerías de arte se realizan dentro del mercado nacional brasileño.

Esto muestra que «el mercado brasileño es doméstico y todavía le faltan conexiones internacionales», dijo la especialista Mónica Novaes, exgerenta del Projeto Latitude.

Las ansias de cruzar aduanas se palpan en al ambiente. El 75 % de las galerías trabajan con artistas extranjeros y el mismo porcentaje participa en ferias, el principal vehículo de venta internacional de las galerías brasileñas, tal como apunta Novaes.

Un ejemplo de ello es la SP-Arte, la muestra de casas de arte más importante de Suramérica que acogió este mes Sao Paulo, una de las capitales mundiales del grafiti.

SP-Arte concluyó con un volumen de negocios de 140 millones de reales (unos 46,9 millones de dólares), según los datos ofrecidos por la organización esta semana.

Y es que si por algo destaca en los últimos tiempos este sector es por haber convertido al país en un imán de ferias, galerías y exposiciones.

Sin ir más lejos, en lo que va de año han visitado Brasil exposiciones con nombres como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Wassily Kandinsky, Ron Mueck, Damien Hirst o Marina Abramovic, con el foco en Sao Paulo, seguido por Río de Janeiro, que mantienen la hegemonía del arte a gran escala del país.

Una trayectoria gracias a la cual el mercado brasileño, de la mano de los coleccionistas privados, puede alzar la cabeza aun cuando la situación económica de 2015 roza, según las previsiones, la recesión.

Pues, como alerta Novaes, «el sector del arte no refleja lo que ocurre en el resto de la economía, al menos en Brasil».

También las conclusiones del último informe ‘Arte y finanzas’ de la consultora Deloitte son optimistas, al afirmar que «el mercado brasileño ha ido atrayendo a más compradores europeos y estadounidenses que buscan precios menores y artistas de calidad infravalorados».

Una oportunidad para cazar al vuelo. Sao Paulo, 24 abr (EFE) | Alba Gil

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