Medellín también es para los motociclistas. Por Juan Carlos Vélez Uribe.

Un turista que visitó recientemente París, me comentaba que la mayor impresión de su experiencia en esa ciudad fue que estaba inundada de motos. Le pregunté el por qué y la respuesta que a él le dieron habitantes parisinos, era que muchos habían optado por la moto, ya que las congestiones de tránsito alcanzaban unos niveles insoportables.

Juan Carlos Vélez Uribe acompañado de Alvaro Uribe Vélez

Para corroborarlo una profesora francesa que reside actualmente en el país, me decía que ya era normal, para aquellos que viven en la periferia, pasar hasta 3 horas diarias encerrado en un carro para trasladarse a su lugar de trabajo en el centro. En Medellín estamos llegando también a niveles en los cuales contar con un vehículo automotor se ha convertido en una dificultad. Los “tacos” en la 80, la autopista, El Poblado y el Centro son un verdadero “karma”.

La motocicleta hoy en día se ha convertido como una alternativa de movilidad importante para La ciudad. Alrededor de 614.000 de ellas circulan por sus calles, pero es increíble, que según las cifras oficiales, sólo 26.385 motos se encuentran matriculadas en Medellín. Hoy en día hay más motos que carros en el país, cerca de 5 millones y medio y, según estudio de la Universidad de los Andes, para el 2020 en Colombia habrá 14 millones de motos circulando a lo largo y ancho de su geografía. Ello significa entonces, que tan solo en Medellín y el Valle de Aburrá estarían circulando por sus vías, cerca de 1.500.000 motos.

La ciudad debe preparase para atender la circulación de un número muy significativo de motocicletas y para ello es indispensable desde ya ir planteando soluciones y propuestas.

Una medida que nunca he compartido, es la prohibición del parrillero. Considero que por unos pocos bandidos que utilizan las motos para cometer sus fechorías, no deben asumir las consecuencias de políticas para enfrentar la criminalidad, la gran mayoría. Hay que exigirle a la policía resultados efectivos en el control al porte ilegal de armas de fuego y al fleteo. Debemos al contrario incentivar que las motos nunca vayan con un solo pasajero, ya que de esta manera lograríamos movilizar tanta gente como lo hace hoy el sistema metro.

[pullquote]Una medida que nunca he compartido, es la prohibición del parrillero. [/pullquote]Para los motociclistas debemos construir unas instalaciones adecuadas para capacitarlos en la conducción de estos vehículos, igualmente en diferentes sitios de la ciudad, contar con zonas cubiertas que sirvan para escamparse cuando llueve. Deben habilitarse en alguna parte de la ciudad carriles exclusivos para las motos, o estudiar alternativas como las de Bangkok, donde las motos van separadas de los carros al contar ellas con un espacio propio de la misma vía. Es decir, las motos van adelante y los carros atrás.

Para evitar los robos, proponemos que todas las motos que salgan de fábrica cuenten con un chip satelital y que el municipio de Medellín asuma el costo de conectarlos al satélite. Algo así como un Lo Jack. Toda moto que se roben se podría localizar por satélite y esa información ser enviada a la Policía para su ubicación.

Otro de lo que han reclamado los motociclistas de la ciudad es el poder contar con un escenario para deportes a motor, que a mi modo de ver, puede ser un compromiso que podría asumir el Área Metropolitana para construirlo, como algunos proponen, al norte del Valle de Aburrá; en Bello, Copacabana o Girardota. De esta forma acabaríamos con esas arriesgadas carreras de motos que vemos en las noches en la Vía de Las Palmas.

Es necesario que la administración municipal entienda que la moto es un vehículo de transporte fundamental, principalmente para los más pobres, y dejar de actuar, tal como lo hace hoy en una “perseguidora” y convertirse más bien en su aliada. Lo que en Medellín debemos hacer, es pensar en construir una política seria y coherente para convertir a la moto en un medio de transporte tan importante como cualquier otro.