El ronquido es la vibración sonora de las estructuras de los tejidos blandos que tenemos en nuestra vía aérea superior (desde la nariz hasta la laringe), y que incluye los cornetes, el paladar, las amígdalas o los tejidos que tenemos en la base de la lengua.

Según Sandra Irene Zabala, médica adscrita a MedPlus, especialista en otorrinolaringología y cirugía maxilofacial, en la mayoría de los casos el ronquido en los niños se asocia al tamaño de es­tructuras como las amígdalas y los adenoides, que en ellos pueden ser muy grandes; pero a medida que crecemos, estas estructuras se van atrofiando, sin embargo se debe acudir a un especialista para determinar si requiere algún trata­miento quirúrgico en esta etapa. A diferencia del ronquido de los ni­ños el de los adultos tiene otras causas: “Este se genera por la flaci­dez de los tejidos, sobre todo, cuando hablamos de las estructu­ras de la faringe, o por obstruc­ción, cuando hay una desviación del tabique”.

Las personas mayores de 50 a 60 años tienen más tendencia a roncar porque los tejidos se vuel­ven más flácidos y vibran más fácil. Sin embargo, al consultorio de esta especialista que se dedica a los trastornos respiratorios del sueño, han llegado varias personas jóvenes cuyo ronquido está direc­tamente relacionado con el so­brepeso: “La obesidad hace que las estructuras sean más gruesas y que los cojinetes de grasa de nuestro cuellos compriman la vía aérea y eso produce ronquido”, afirma la doctora Zabala.

El ronquido se asocia a otras enfermedades. Por ejemplo exis­ten hipertensos o personas con problemas cardiovasculares que no se habían dado cuenta de que tenían un problema de ronquido que los podría haber llevado a la apnea obstructiva del sueño (ce­se completo de la señal respira­toria) y fue eso lo que les causó los problemas que tienen en la actualidad a nivel cardiovascular.

Según lo explica la doctora Zabala, el ronquido puede ser una alarma de otras patologías más complicadas. Así que el ron­cador podría tener una resisten­cia en su vía aérea superior lo que le causaría problemas de presión arterial y presión pulmo­nar asociados a una apnea obs­tructiva del sueño que, a su vez, puede generar problemas de is­quemia cardiaca, patologías car­diovasculares y arritmias cardia­cas. También puede acarrear accidentes cerebrovasculares, ya que esto está asociado con la no oxigenación adecuada.

med plus ronquido
Los pacientes pueden reco­nocer la existencia de un proble­ma mayor cuando comienzan a presentar una patología diurna: si se levantan fatigados, cansados y sienten que a pesar de haber dormido no se recuperaron, si se vuelven personas irritables, de mal genio, y su diario vivir o des­empeño laboral ya no es el mis­mo. La suma de estas es un signo de alarma”, asegura la experta.

Solución a la vista de los especialistas

Si el problema de la persona es solo el ronquido o cuando los médicos encuentran la anomalía que lo está afectando, existen técnicas quirúrgicas que pueden ayudar a lograr que este molesto ruido desaparezca.

“Si se asocia a apnea del sueño también se puede solucio­nar pero, muchas veces, se nece­sita coayudantes. Por ejemplo, manejo quirúrgico asociado a un dispositivo de presión positiva, disminución de peso y unas bue­nas medidas de higiene del sue­ño. Antes se tenía la idea de que con una cirugía era suficiente, pero ese apenas es un punto del tratamiento para que se vean resultados adecuados”, asegura la médica.

En el mercado se venden muchos dispositivos que asegu­ran evitar el ronquido pero lo cierto es que estos no siempre funcionan porque es un especia­lista el que debe determinar qué produce el ronquido y cómo tratarlo. “Pueden no funcionar los dispositivos que dilatan las alas de la nariz para que respires mejor si tienes un problema anatómico que requiere cirugía. Además es un tema multifactorial que va más allá de la almohada anatómica que permite que la persona que­de con el cuello bien ubicado”, afirma la doctora Zabala.

A veces se colocan dispositi­vos en las piyamas como una pelota de tenis en la espalda para que el roncador no se voltee y esto hace parte de un tratamien­to que puede funcionar. Sin em­bargo es solo una medida, se re­quiere de varias complementarias para lograr mejoría. Siempre lo recomendable es consultar al es­pecialista, que es el otorrinolarin­gólogo, para que se haga un diagnóstico claro y luego sí seguir sus pautas.

En el caso de una persona que sufre de reflujo, que también puede causar ronquidos, se debe tener la cabecera de la cama más elevada, unos 10 o 15 centímetros.

Si el médico determina que hay una apnea obstructiva del sueño, el paciente debe ir a un laboratorio de sueño para realizar un estudio y así poder monitorear su parte neurológica y respirato­ria. El roncador debe ser valorado de manera multidisciplinaria.

En algunos casos se hacen necesarios los sistemas de pre­sión positiva. Se trata de un compresor que le da aire a una presión específica al paciente y evita que las paredes de la vía aérea superior se cierren.

El acompañante del ronca­dor debe entender que es un signo de alarma y tratar de ayu­dar para que el paciente siempre duerma de lado. En caso de ne­cesitar un equipo, la pareja no debe negarse a este y, de hecho, debe hacerlo familiar, para hacer más fácil el tratamiento.


Fuente: Revista MedPlus
ED 82

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