Las estadísticas dicen que Colombia es uno de los países donde menos se casan las parejas. Y no es un secreto. Las relaciones parecen poco duraderas y existen múltiples razones para que esto ocurra; entre ellas se encuentra el miedo al compromiso. Según la psicóloga Frauky Jiménez Mazo, especialista en terapia sexual y de pareja, hay varias razones que generan este miedo, según la historia de cada miembro de la pareja.

Le puede ocurrir a aquellos que “ya han pasado por pérdidas de pareja en el pasado, huyen de nuevos compromisos, prefieren la soledad o vivir eternamente de novios, a sentir de nuevo el dolor”.

Pero hay quienes, añade, se han acostumbrado a ser muy libres, a hacer lo que quieren sin dar explicaciones. Su familia extensa no los recrimina y temen perder esa libertad, una vez establecido un compromiso, pues sienten que su pareja los va a controlar.

La codependencia de padres e hijos es otro problema. “Para comprometerse se necesita ser adulto, haber crecido y madurado; eso significa haber dejado de ser el hijo apegado de mamá o la hija apegada de papá”, afirma Olga Susana Otero, terapeuta de pareja.

A esto se le podría llamar el síndrome de ‘Peter Pan’ que, como indica la doctora Jiménez, se evidencia en “personas que no quieren crecer y viven muy cómodos recibiendo todo de sus padres, no desean dejar de ser hijos para empezar a ser papás o salir de la casa, y se niegan a crecer mentalmente”.

Otros, por su parte, han vivido en familias disfuncionales. O, de otro lado, desean primero adquirir bienes materiales, hacer viajes, estudiar idiomas, posgrados y sienten que con una pareja las cosas no se van a dar.

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Tiempo para reaccionar

Aislamiento, soledad, justificaciones para no relacionarse con amigos y evitación social son algunos síntomas del temor que sienten las personas al compromiso que, se convierten en señales de alarma, cuando se acompañan de depresión y fobias.

Si la persona tiene una relación, las señales se revelan cuando no se entrega afectivamente, explica Jiménez: “Cuando pone muchos obstáculos y reglas diversas para delimitar un vínculo que no quiere, pero que de alguna forma no puede dejar porque depende del soporte afectivo o sexual que obtienen de ella. En vez de dar muestras de un compromiso, evaden el tema e incluyen otras actividades, como caminar, hacer deporte, etc. Incluso no permiten que su pareja plantee hablar del tema con la familia extensa pues se enojan muchísimo, o se evidencian muy temerosos y ansiosos”.

Se debe estar atentos ante expresiones como ‘yo no creo en el matrimonio’, ‘está bien si cada uno vive en su casa’, ‘no quiero presentar a mis padres y hermanos’, ‘mis amigos son más importante que mi pareja’, ‘el sexo es escaso y no es importante para mí’. Es decir, siempre hay precauciones. Además, si hay pérdidas emocionales de la otra persona, parejas inestables, actuaciones inmaduras y, sobre todo, cuando son más hijos que parejas.

Para superarlo, es ideal subir la autoestima. La psicóloga aconseja que, si se tiene una nueva relación, deben dejar que el tiempo les permita conocerse, y compartir sus virtudes y sus defectos; esto favorecerá una estabilización emocional.

“El matrimonio no es perder tu libertad, es compartir tu vida con alguien que te apoyará en algunas de tus decisiones y te acompañará en los momentos difíciles y puede llegar a ser tu cómplice, amante, con respeto y confiabilidad. Todo depende de lo que estés dispuesto a dar y a recibir”, añade.

También, se deben mantener las metas claras, no solo a nivel profesional y material, sino conyugal y familiar, y tener mayor seguridad de las raíces de la pareja, y no aceptar indefinidamente una relación que no tiene futuro.

Si la persona siente que no puede superar solo el miedo al compromiso, debe buscar ayuda con un terapeuta.

Señales de los inseguros

Las expertas señalan algunas particularidades que caracterizan a quienes les temen al compromiso:

> No conocen sus capacidades, explica la psicóloga Frauky Jiménez Mazo, “sienten miedo ante situaciones nuevas y más si requieren compromiso; esto incluye responsabilidades con ellos mismos y con otras personas, como responder a un nivel económico y laboral. Ante esto, se sienten indefensos, sin fuerzas para emprender ese camino, no quieren dejar su zona de confort y, por lo tanto, evitan la situación”.

> Para la terapeuta Olsa Susana Otero, tienen muy poca empatía; es decir, con la capacidad de ponerse en la situación del otro y entender qué necesita: “No comprenden los sentimientos de los demás y se escudan en racionalizaciones”.

> Este temor al compromiso lo sufren tanto hombres como mujeres. Una gran influencia es que ellas cada vez más priorizan su vida profesional, monetaria y académica, y postergan su realización familiar y la maternidad. Pero es más un tema relacionado con un proyecto de vida, que con el miedo.

> Los hombres inseguros, por su parte, “podrían ser más propensos a tener más miedo; son personas que les cuesta dar y recibir afecto, y prefieren las relaciones fugaces o una sola novia que les puede durar años, sin necesidad de tener un compromiso mayor”, añade Jiménez.

> Este miedo puede presentarse a cualquier edad, pues depende de las ideas, metas y complejos de cada ser humano. Pero, en una gran parte, las personas le temen al compromiso entre los 20 y 30 años de edad. “Los seres humanos pasamos por etapas en el crecimiento interior –señala Otero–, y las crisis, en ocasiones, replantean temas como la libertad, la sensación de perderse dentro de una relación y perder la identidad, la dependencia, la individualidad, el sentido de la vida, etc.”.


Fuente: Revista MedPlus
ED 89
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