Cuando se trata de dormir bien, no solamente importa el tiempo que se duerme sino la calidad del sueño y las condiciones en que se presenta.

Existen trastornos que pueden llegar a perjudicar el funcionamiento físico, emocional y mental de las personas cuando no se duerme de la manera correcta. Según la doctora Sandra Zabala Parra, otorrinolaringóloga especialista en trastornos del sueño, “cualquier alteración en la calidad o cantidad de sueño que ocasione molestias en la cotidianidad, ya sea por cansancio o fatiga diurna, es lo que define un trastorno de sueño”.

Los trastornos de sueño más frecuentes son el insomnio y las patologías respiratorias del sueño como la apnea obstructiva. Según la especialista, “los síntomas predominantes de una persona que padece un trastorno de este tipo son la fatiga, el cansancio diurno, los cambios en su estado de ánimo, la irritabilidad y la falta de concentración en sus labores diurnas”. Alterar el sueño puede incrementar los trastornos que tienen relación con el estrés, como las úlceras estomacales, el estreñi- miento, los cambios bruscos en el estado de ánimo y las enfermedades cardiacas.

Por otra parte, según la Asociación Americana del Sueño (AASM), organización especializada en mejorar la conciencia pública sobre los desórdenes del sueño y la salud del sueño, en los tratados de neurología y psiquiatría se ha hablado acerca de los trastornos del sueño desde las últimas décadas. Se afirma además que “sin sueño, las neuronas pueden llegar a agotarse al punto de quedar sin energía. El sueño también puede dar al cerebro la oportunidad de ejercitar conexiones neuronales importantes que de otra manera podrían deteriorarse por falta de actividad”.

Alrededor de la mitad de la población mayor de 65 años tiene problemas frecuentes para dormir. El insomnio suele ser una de las patologías más frecuentes así como el acortamiento de las fases de sueño y la disminución de sueño profundo. Estos cambios pueden ser una fase normal del envejecimiento o quizás, el resultado de problemas médicos comunes en las personas de edad avanzada; también puede tratarse de efectos secundarios de algunos medicamentos que se utilizan para tratar patologías de base. En los niños, suelen ser frecuentes síntomas como el sonambulismo, terrores nocturnos y hábitos inadecuados en la higiene del sueño.

De acuerdo con la clasificación del manual ‘Diagnóstico y estadísticas de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana’ hay dos categorías principales de trastornos del sueño: trastornos de origen primario denominados disomnias (insomnios y trastornos respiratorios) y parasomnias (cuando se presentan episodios de noctambulismo, pesadillas o te-rrores nocturnos) Existen también trastornos secundarios que pueden ser explicados a partir de otras enfermedades médicas y psiquiátricas. Las disomnias suelen ser las más frecuentes y son las que causan dificultades físicas notables en quienes las padecen.

Según datos del Instituto Neurológico de Colombia, es usual que algunas personas busquen la ayuda de especialistas en este campo por tres motivos principales: dificultad crónica para dormir en la noche, manifestación conductual anormal en el sueño y fatiga severa. Durante la valoración es importante llevar un registro de la historia del paciente para que exista un control de los hábitos que lleva y determinar los cambios que se pueden presentar luego del diagnóstico.

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La importancia de dormir bien

Es necesario tener rutinas adecuadas para un buen dormir, pues esto ayuda a pensar con claridad y es saludable para los procesos de la memoria. La doctora Zabala asegura que “el sueño es muy importante para los seres humanos porque mientras se duerme, se restauran las capacidades cognitivas que aseguran una adecuada vigilia al día siguiente”, además de ser la etapa en la que se producen diversas sustancias neuromoduladoras y hormonas como la hormona del crecimiento, fisiológicamente fundamentales para el organismo.

Cuando el trastorno se presenta de manera constante es necesario consultar con el experto. La doctora Zabala afirma que “si se requiere medicación, debe ser formulada siempre en una consulta con un especialista en sueño y evitar automedicarse”. Los medicamentos son coadyuvantes del manejo cuando se requiere en patologías crónicas, pero siempre acompañados de las terapias que permiten mejorar los factores desencadenantes del trastorno de sueño.

La doctora Zabala asegura que “en personas jóvenes el in somnio está más relacionado con malos hábitos por el uso del computador o juegos de video que hacen que se acuesten tarde y se levanten tarde los fines de semana o en vacaciones. En muchas oportunidades sus hábitos no les permiten reorganizar su horario en época escolar ocasionando el trastorno de sueño y el mal rendimiento escolar”. Según la especialista, cuando existe un trastorno de este tipo el manejo inicial debe ser mejorar los hábitos de sueño, las medidas de higiene al dormir.

De acuerdo con el doctor Escobar, si una persona tiene alteraciones del sueño de una duración mayor a un mes, debe consultar con un médico general para que sea remitido a un médico somnólogo, especialista en medicina del sueño. También puede visitar un psiquiatra o un neurólogo, quienes lo orientaran sobre el diagnóstico, los exámenes de sueño a practicar (si están indicados o no) y el tratamiento a seguir.


Fuente: Revista MedPlus
ED 87
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