Con el paso de los años, la manera en la que las parejas experimentan su intimidad cambia, debido a diversos factores, especialmente los físicos. Para la psicóloga y sexóloga Sandra Alejo, son muchas mujeres las que llegan a la menopausia creyendo que el ciclo de la vida sexual se cierra.

Pero, nada más alejado de la realidad. Según explica el geriatra José Fernando Paz, el deseo solo termina con la vida. Y aunque orgánicamente se presenten cambios, el gusto y la pasión continúan. Sin embargo, es la mayor parte de la población adulta la que siente que la sexualidad ya no es con ellos, debido a creencias culturales.

El experto explica que, según la Organización Mundial de la Salud, esta etapa empieza a los 65 años, aunque en la Constitución Nacional de Colombia, se categoriza desde los 60 años.

Los cambios

En las mujeres todo comienza con la premenopausia, el momento en el que empiezan a descender los niveles hormonales y a presentarse cambios como resequedad vaginal, menos elasticidad y, por ende, relaciones dolorosas que se conocen como dispareunia. También, por esa razón, puede mermar el deseo por la vida sexual.

En los hombres también se da un descenso en la testosterona, que puede influir en conseguir o mantener la erección. El hombre debe acudir a consulta para revisión de su próstata. “Son muy pocos los pacientes que consultan por estas afecciones. Solo llegan a decirlo al final de la consulta. En este caso, los médicos también ejercen un papel importante, pues deben preguntarles cómo está su vida sexual para darles las posibles soluciones a su caso”, dice Paz.

Para la psicóloga Sandra Alejo, la idea de que con la menopausia hay un cierre de la vida sexual, es una manera de ocultar y escudar los cambios, para no tener que preocuparse por un aspecto más, además de las otras situaciones que se deben enfrentar.

“Hace 10 años, un 40 o 50 por ciento de las mujeres no consultaban. Toleraban los mareos, calores y demás. Pero los médicos insisten en esa consulta, para que se entienda que el deterioro es mayor cuando no se compensa. Cuando la mujer entra a la menopausia aparece la resequedad de piel, de la vagina, las uñas, el daño de los dientes. La pérdida de calcio y la osteoporosis son comunes en las mujeres. Por eso, desde la premenopausia el médico determina los niveles hormonales, para dar una compensación”.

La terapia de reemplazo hormonal ayuda a que desciendan los niveles de depresión, que suelen ser normales en esta etapa y que lleva a la mujer a desentenderse de la vida sexual, pues siente que no es atractiva y que no puede responder como siempre a su pareja. “Con el paso de los años la sexualidad se enfrenta a un cambio en la imagen, en las diferentes etapas que vive la pareja, un cambio a las necesidades de la persona con relación a su cuerpo”, puntualiza Alejo.

Cuando el tiempo avanza, las enfermedades crónicas y la toma de medicamentos también influyen en la sexualidad. “La diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares llevan a un deterioro sexual. Incluso, la depresión que es más frecuente en la tercera edad por esas enfermedades, por la muerte de familiares y amigos”, explica el doctor Paz, adscrito a MedPlus.

El hombre y la mujer enfrentan esta etapa desde dos puntos emocionales muy distintos. Ellos llegan a los 50 y necesita reafirmarse; mientras para las mujeres significa un cierre en el que muchas tareas ya están cumplidas. Por eso, ellos quieren verse más jóvenes y hacen cambios como tomar clases para acondicionarse físicamente, cambiar la manera de vestir, pintarse el pelo, hasta empezar a salir con mujeres más jóvenes. Ellas, por su parte, sienten que la tarea con los hijos ha culminado, los aspectos laborales, y se cierran a las novedades y a experimentar.

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¿Qué hacer?

Entenderse como pareja, saber por la etapa que están viviendo y disfrutar los cambios. Y para esto, es importante hacerlo de la mano de los médicos:

La mujer debe apoyarse en su ginecólogo, quien le explicará los procesos naturales por los que está pasando y los cambios a los que se enfrentará. Él también le ayudará a desmitificar las falsas creencias de la sexualidad en la tercera edad.

La terapia de reemplazo hormonal puede ayudar con la resequedad y la falta de deseo.

Innovar y buscarse como pareja: experimentar nuevos lugares, nuevos objetos.

La vida sexual es un alimento para el cuerpo y el alma y no debe asumirse un final como consecuencia de los cambios físicos.

A pesar de las afecciones físicas, la genitalidad no termina.

Pero, para aprovechar justamente esos cambios, vale la pena dedicarle más tiempo al erotismo, al encuentro y disfrute del cuerpo de la pareja.

A esta edad ya no hay niños a quienes cuidar, ni silencio que guardar.

Hay que cuidarse físicamente. No solo con el peso que se gana por el descenso de las hormonas, sino, incluso, los genitales merecen atención. Los ejercicios de Kegel fortalecen la zona: apretar los genitales, soltar como si fuera a orinar y volverlos a apretar. Esto ayuda a evitar problemas de incontinencia. Incluso, asegura Sandra Alejo que cuando los daños en el piso pélvico son graves, como consecuencia por ejemplo, de varios partos, existen cirugías que permiten la reconstrucción.

Es fundamental ver esta etapa como un momento de sabiduría y plenitud en el que muchas tareas de la vida están hechas y ahora no queda nada más que disfrutar.


Fuente: Revista MedPlus
ED 89
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