Y mordió Santos el anzuelo, era lo que quería la guerilla y lo consiguió. La masacre cometida por los criminales de las Farc, en la que murieron 11 soldados y 20 más resultaron heridos, en el corregimiento de Timba, del municipio de Buenos Aires (Cauca), no tiene nombre, duele decirlo, pero era algo que se presagiaba podía suceder.

Edwin Alejandro Franco Santamaría

El Presidente, al suspender por espacio de un mes los bombardeos en contra de estos inhumanos, cayó en la trampa, les creyó, con el dulcecito dado al gobierno del cese unilateral al fuego, le apostaron al premio mayor y lo consiguieron, porque hay que aceptarlo, el gobierno venía negándose rotundamente a un cese bilateral del fuego que la guerrilla venía pidiendo desde hace meses, pero sin darse cuenta cedió en ese punto, al quitar los bombardeos, que es a lo que la guerrilla le teme, como lo ha dicho de frente, terminó por operar el tan anhelado cese bilateral del fuego, solo que duró apenas un mes, porque la guerrilla haciendo gala de lo único que sabe hacer, que es engañar y dañar, no iba a desaprovechar semejante papayazo para dar un golpe y de paso notificar al gobierno y a los colombianos, que con ellos el asunto no es tan fácil, como seguramente lo han pensado muchos.

No se entiende cómo un Presidente tan calculador, le tiende la mano a quienes nunca lo han hecho, a quienes nunca han dado muestras para creer en ellos, por ahí dicen que la mejor manera de vaticinar el comportamiento posterior de una persona, es mirar su comportamiento anterior, regla sencilla que el ingenuo Presidente pasó por alto, predecible comportamiento de la guerrilla que Santos no avizoró que tiene muy triste a todo el país y lo han hecho objeto de abucheos en varias ciudades del país.

Que no es el responsable de la masacre el Presidente, es claro, pero la gente no lo percibe así, porque no se entiende que en pleno proceso de paz, se cometan actos tan infames, como la muerte de estos soldados. Tan brutal fue el hecho cometido, que hasta Piedad Córdoba y los suyos, dijeron que la guerrilla había violado el cese unilateral al fuego, tibia aceptación, pero algo es algo.

El asunto es que contrario a lo que pudiera creerse, las Farc están fuertes y Santos, débil, con ese acto, la guerilla se reacomodó, no en vano esos cínicos que están en La Habana culpan al gobierno y han dicho que un hecho como este puede repetirse, con un aditamento, es el gobierno, y desde luego muchos colombianos, los que estamos esperando que esta guerra se termine, pero que termine pronto, y es aquí donde está el problema, porque mientras el grupo guerrillero no tiene afán, su contraparte si lo tiene, qué increíble paradoja: un grupo que militar y políticamente está derrotado, que en sana lógica debiera, sino haber sacado hace rato la bandera blanca, si ayudar a acelerar las negociaciones, ya que se embarcaron en ellas, y dar muestras inequívocas para poner fin a tanta desgracia, se empecinan en continuar causando dolor y odio a tanta gente; y un Estado, representado en el actual gobierno, que si bien todavía no había ganado la guerra, si tenía diezmada a la guerrilla, que debiera ser él quien ponga las condiciones y la velocidad a la negociación, ahora se encuentre desesperado, tratando de poner plazos sin poderlo hacer, rehén de este proceso, contrario a lo afirmado por Humberto de la Calle en Oslo, cuando se notificó al mundo del inicio de las conversaciones.

Me temo que el Presidente no tiene alternativa distinta a tolerarle el juego a la guerrilla, su reelección se dió porque esa fue su principal –y acaso única?- propuesta, su legitimidad en el poder está sujeta a que logre el acuerdo con la guerrilla.

Y mientras todo esto ocurre, la Corte Suprema condena a los ex funcionarios de Uribe y absuelve a Timochenko y a Iván Márquez.

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Redacción Minuto30

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