La civilización superficial

No hemos de extrañar que el planeta viva la situación apocalíptica a la que ha llegado en estos tiempos en que las masas se reproducen como ratas (el ejemplo del pueblo chino con sus 1400 millones de habitantes), la clase media mundial se empobrece y las élites andan sumidas en un desorden mental, espiritual y cultural de inmensa magnitud.

Las tecnologías, en especial la cibernética, han creado el mundo de la barbarie humana con una masa que goza de algunas comodidades materiales, pero con una pobreza cultural y espiritual irritante.

La tragedia del hombre y la mujer modernos por tener a su alcance aparatos y medios de comunicación sofisticados en los que la información brinda una aparente educación, pero con descuido del cultivo del alma, los deleites espirituales y la alegría que brinda la verdadera cultura.

Prima la forma sobre el contenido, lo superficial sobre lo profundo, lo material sobre lo espiritual, por lo que todo tiende a ser ligero, anodino, insustancial y de poco valor.

Los dioses e ídolos modernos son los Messi, los Ronaldo y otros cuantos individuos en los que el cerebro es menos importante que los pies, el mundo por lo tanto, anda patas arriba.

Los millones de niños no quieren imitar a Miguel Angel, a Leonardo da Vinci u otro ejemplo mítico de la raza humana.

Ellos, los que le pagan patadas a un balón, los que demuelen y lesionan con guantes de boxeo, los que juegan el insulso futbol americano, mueven y paralizan el mundo. Los pintores, los escritores, los grandes artistas, los hombres y mujeres cultos, los que se dedican a crear belleza, producir arte que concite emociones en el ser humano, cada vez van perdiendo importancia en la sociedad.

El mundial de fútbol de 2014 fue especialmente representativo de lo que se ha convertido la humanidad: hombres y mujeres dopados, drogados con la droga del deporte. Ya perdió vigencia la célebre frase de Vladimir Lenin, según la cual la religión es el opio de los pueblos, de todas las drogas que abundan en el mundo, ninguna más dañina que la del deporte e irónicamente nuestro jugador estelar Radamel Falcao García en su comercial institucional de Naciones Unidas para la no ingesta o uso de drogas clásicas.

En cuanto a las mujeres, las que triunfan son las que exhiben unas nalgas apetitosas, unas tetas atractivas y exageradas, un cuerpo atlético y una cara hermosa, las demás son brutal e injustamente discriminadas y las que se dedican a la cultura, el arte y actividades intelectuales son objeto de burla, mofa, o al menos se les denomina despectivamente: nerds.

El mensaje abierto, ni siquiera subliminal es: el arte, la cultura, la actividad intelectual no paga ni conlleva al éxito, el camino expedito y seguro al éxito es utilizar los pies, las manos o el cuerpo para llegar a ser un gran deportista, preferiblemente jugador de fútbol.

El desánimo, desinterés de la sociedad por la actividad cultural, intelectual y espiritual nos está llevando a niveles insoportables de ignorancia y artificialidad jamás vividas en épocas pretéritas.

En este mundo la televisión con sus cada vez numerosos programas de contenido vulgar, lo que ha dado en llamarse telebasura, el medio masivo más acultural que existe y mayor promotor de esta vida ligera, insípida, mediocre y extremadamente superficial.

El mundo se rinde ante un Maradona y su figura de arlequín con sus excentricidades grotescas; el planeta eleva a Messi a los altares de lo idolatría, sin importar que su fútbol y su vida son una copia del mundo robotizado; Ronaldo posa al celebrar sus goles como un dios de la cultura física y la musculosidad.

Entre tanto las modelos, vedettes y celebridades del cine y la música del mundo femenino muestran su semidesnudez provocativa con el menaje claro que el talento y la inteligencia valen poco y que lo que conduce al éxito es la carne, las curvas y un rostro atractivo.

Y lo triste es que muchos de nuestros gobernantes, algunos empresarios y otros dignatarios del Estado, incluyendo ciertos magistrados, están siguiendo el mismo sendero de estos personajes de pacotilla.