Fabienne Richard y David Lefevvre, dos periodistas del diario Ouest France, expusieron la metamorfosis que sufrió Betancourt en su patria ‘adoptiva’, tras recobrar la libertad en una operación del Ejército Nacional, el 2 de julio de 2008, en desarrollo de la llamada operación ‘Jaque’.

Ambos periodistas coinciden en que la desilusión que despertó la ex candidata presidencial sobrevino cuando demandó al Estado colombiano y buscó una indemnización del gobierno francés por los seis años y medio como rehén de las Farc en las selvas colombianas. Cabe advertir que después de un escándalo en varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, Betancourt desistió de sus pretensiones económicas.

Para Richard, si bien la demanda en Francia  se manejó con discreción en los medios de su país y los franceses no le dieron mayor trascendencia, sí generó descontento el proceso entablado contra el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez.

Esto, a su juicio, afectó profundamente la imagen en el ámbito internacional de la Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2008, que vive en la actualidad entre París y Nueva York. Eso sin contar, que tras su salida del país, dio la impresión de que se olvidó del resto de secuestrados por los que prometió luchar.

No sólo sorprendió su aspiración económica (indemnización de $15 mil millones) ante el Gobierno colombiano, “hubo sorpresa y decepción porque no nos lo esperábamos” en Francia, señala la periodista de Ouest France, el diario regional de mayor tiraje en el país galo (más de 766 mil ejemplares al día).

“La reacción negativa fue grande acá (Colombia), mientras que en Francia se preguntaban cómo debía garantizar su seguridad si ella vivía en otro país”, sostiene por su parte David Lefevvre.

Apuesta literaria

Hoy, cuando precisamente sale a la venta su libro que en francés lleva por título de “Même le silence a une fin” (No hay silencio que no termine), Richard y Lefevvre, quienes trabajan en la ciudad de Dinan, al norte de Francia, consideran que la publicación de Íngrid Betancourt genera gran expectativa porque narra con una visión personal los 3.320 días de su secuestro.

Será además la oportunidad para medir si aún Íngrid Betancourt despierta interés y admiración; o si por el contrario su apuesta literaria será un gran fracaso en ventas tras el odio despertado por su demanda.

No hay nada escrito, repara Fabienne Richard, quien admite que lo comprará y lo leerá “con un ojo más crítico” pero reconociendo que el secuestro es una “experiencia muy personal y un viaje lleno de luces y sombras”.

El fin de semana pasado se conocieron apartes del libro que revelan que Clara Rojas, secuestrada junto a Íngrid Betancourt durante casi tres años, pidió permiso a las Farc para quedar embarazada. Esto fue desmentido rotundamente por Rojas, quien ayer aseguró que recibió un correo electrónico de la ex candidata presidencial en el que le pide disculpas por lo dicho.

Figura mediática

La ex congresista, quien goza de la ciudadanía francesa por su matrimonio con el diplomático Fabrice Delloye, con el que tuvo dos hijos antes de divorciarse, despertaba gran simpatía en Francia. Ahora, la simpatía ya pasó, y aunque no ha sido olvidada no atrae la atención pública francesa porque desapa-reció de la escena política.

“Fue la única que cautivó a los medios, y lo único que los franceses conocen de Colombia, es a Íngrid, a las Farc y a las drogas”, ilustra Fabienne Richard al aludir a la importancia mediática que adquirió la ex senadora colombo-francesa en su país.

“Una enorme fotografía suya fue situada en la fachada de la Alcaldía en París durante gran parte de su secuestro, contó con el apoyo del Alcalde y personalidades del espectáculo del jet set y de políticos” claves en el Palacio del Elíseo, recuerda Richard.

Su fuerte personalidad y el apoyo a su trayectoria política, también pesaron, dice David Lefevvre, quien opina que más allá de tener la doble nacionalidad, encarna a una “mujer política en un país como Colombia”, a cuya positiva imagen contribuyó su libro “La rabia en el corazón” (publicado en 2001).

En Francia, Íngrid siempre estuvo vigente, remarca Lefevvre, al punto que recibía más apoyo desde el país europeo que desde  Colombia, lo que a la postre terminó por convertirla en un rostro mediático hábilmente capitalizado por los medios de comunicación.

“Aquí (en Colombia) era una secuestrada más aunque importante, pero en Francia como no había muchos secuestrados su caso cobraba mayor interés”, comenta el periodista francés. Además para él, fue crucial la movilización de su familia, especialmente la su hija Melanie, quien a sus escasos 16 años supo captar la atención de los franceses.

Vía vanguardia.com

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio