El discurso de la educación en el escenario público ha estado de moda en la última década, arrojando excelentes resultados para quienes lo expresan: En las urnas, y en su nivel de popularidad. Sin embargo poco se ha avanzado en construir formación en la sociedad. Simplemente se ha progresado en obras de barro que derivan en “instituciones”.

Santiago Sierra

Un retrato de lo anterior es el estado paralelo que se sostiene en la periferias de todas las ciudades del país, allí no hay Estado-Colombia, ahí existe una sociedad de hecho, sin formación ciudadana. Sin embargo el rotundo éxito de los políticos que utilizan este discurso puso a pensar al actual presidente Juan Manuel Santos. Por ello adoptó en su segundo periodo como mandatario la bandera de la educación “Colombia la más educada”.

En su gabinete el presidente Santos optó por una mujer que le pusiera el pecho al controvertido Ministerio de educación, sin embargo cuando todo parecía transitar por el camino del éxito. Un sonoro paro nacional hizo eco de las verdades no contadas por las autoridades oficiales, sobre las situaciones precarias que pasan los maestros. Principal fuente de educación por parte del Estado.

El paro nacional ha resultado un revés en la buena carrera mediática que sostenía Gina Parody, la actual ministra de educación. Su carrera pública siempre había estado bien rodeada por “noticias buenas”, reflejadas en los medios de comunicación. Gina Parody, un ex militante uribista, y ahora santista, fue la encargada de haber enfrentado el paro nacional de maestros, el cual tenía perjudicado a 8 millones de niños y jóvenes del país. Y el cual tuvo una demora irracional para su resolución.

El protagonismo que ha tenido Gina en el gobierno de Santos es llamativo, la cartera del Ministerio de educación se convirtió en un escenario de noticias con gran impacto. Inclusive el otrora ministro estrella: Juan Carlos Pinzón, ha pasado inadvertido en la reelección presidencial. Justo cuando lo perfilaban como un gran candidato presidencial ungido por Santos para el 2018, ahora no lo es. Hasta antes del paro nacional de maestros retumbaba el nombre de Gina Parody, como la elegida de Santos para continuar su bandera política. Como la mujer que se mantenía dentro de los altos cargos de gobierno sin tener inconveniente alguno.

Sin duda la ministra de educación quiere ser presidente, todos los hechos que venía realizando la convertían en una mujer de aceptabilidad entre los colombianos. En un país en donde se vive de las cifras de las noticias, Gina punteaba para jefe de Estado en el 2018.

Es llamativo el protagonismo que le ha dado Santos a Gina y que le ha venido quitando a Vargas Lleras, ni siquiera las 300 mil casas nuevas prometidas en campaña por Santos se han escuchado de nuevo. Y resulta aún más curioso que algunos senadores cercanos al presidente le vienen expresando a Vargas Lleras, de manera despótica, su desacuerdo como figura presidencial. De hecho Vargas estuvo a punto de ser inhabilitado por los propios senadores de gobierno. En un polémico proyecto de ley que lo hubiese impedido ser presidente como él lo quiere para el 2018. Vargas fue salvado por el senador y expresidente Álvaro Uribe, el cual votó en contra de ese polémico proyecto de ley que hubiera vetado a Vargas.

Así las cosas, es claro que la unidad nacional está quebrantada, y que quien lidera este proceso de división pareciera ser el senador Benedetti, quien ya lideró uno en el pasado. El histórico rompimiento entre Uribe y Santos, fue comandado por Benedetti, desde la primera semana de gobierno de Santos, en agosto de 2010. Ahora qué división quiere, no lo sé en concreto, pero estoy seguro que desea ver a Gina de presidente y a Vargas no.

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Redacción Minuto30

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