Colombia está atravesando quizá uno de los momentos más inciertos jamás recordados. No sólo por el nefasto acuerdo del Presidente Santos y el grupo narcoterrorista de las Farc; sino también por la realidad económica, social y política de toda la nación. El país perdió completamente su norte, no tiene un comandante en jefe que lo guíe hacia la prosperidad, se acerca cada vez más a un modelo peligroso como el venezolano y los ciudadanos aturdidos con tantos problemas están perdiendo completamente la esperanza.

Juan Manuel Santos, según la última medición de la encuestadora Yanhaas tiene 12% de aprobación, mínimo histórico y la más baja del continente. La desconexión del Premio Nobel con la población es descomunal. Su vanidad lo ha llevado a olvidarse por completo de los millones de ciudadanos que trabajan honradamente día a día, mientras dedica su tiempo únicamente para complacer al grupo narcoterrorista de las Farc y a perseguir a la oposición democrática con infamias judiciales.

A esta crisis se le suman problemas como el aumento de cultivos ilícitos y la extorsión, la informalidad laboral, dificultades en materia de educación y salud, falta de inversión, bajo crecimiento económico, y actos terroristas en la capital del país. ¡Santos está permitiendo que Colombia se caiga a pedazos!

A pesar de esto, no todo está perdido, con gran fortuna nuestro país cuenta con líderes de gran talante democrático que quieren salvar la nación, llevarla por un camino de legalidad y prosperidad, donde los ciudadanos vuelven a creer en sus instituciones y en el país. Se debe reconocer públicamente el patriotismo de Álvaro Uribe Vélez, quien ha dedicado sus días a protestar categóricamente contra los desmanes del Presidente Santos, pero también a plantear propuestas para tener una Colombia distinta, la que la gran mayoría de nosotros soñamos.

La esperanza está depositada en la gran coalición que lideran los expresidentes Uribe y Pastrana, donde se definirá el candidato único a la Presidencia que lleve al país una propuesta concreta para la modificación de los acuerdos con las Farc, y un plan de gobierno que haga que Colombia vuelva a caminar por el camino del éxito, tal como lo hizo durante el gobierno de la Seguridad Democrática (2002-2010).

Se espera un candidato que interprete los deseos e intereses de la mayoría de los connacionales, pero sobretodo que gobierne a favor de todos. Un próximo presidente que haga que en nuestro país reine el imperio de la ley, que se preocupe por los más necesitados y le brinde la oportunidad a los emprendedores a generar riqueza. Una Colombia que se una a combatir el terrorismo, la desigualdad y la corrupción.

Después del robo a Óscar Iván Zuluaga en las elecciones del 2014, tenemos el próximo año nuevamente la posibilidad de construir una Colombia distinta. Ojalá esas banderas de la recuperación de la Patria de la coalición Uribe-Pastrana las vuelva a asumir el Doctor Zuluaga, un hombre que tiene todos los pergaminos, el reconocimiento nacional, la valentía y liderazgo para sacar al país del mar de zozobra en el que está sumergido.

El 2018 es el año para devolver la esperanza a todos los colombianos o de sucumbir en los intereses perversos de Santos y las Farc.

@Juandavelez

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Redacción Minuto30

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