Desde la Procuraduría General de la Nación en cabeza de Fernando Carrillo, se está liderando la iniciativa “Ética para una nueva Colombia”, encaminada a generar espacios de diálogo entre los ciudadanos, la academia, el sector privado y público, con el único objetivo de hablar de ética, y a raíz de ello construir una cultura no corrupta y basada en valores.

Celebro profundamente una iniciativa bajo esa perspectiva, la corrupción se convirtió en el tema del día a día de los colombianos, y no necesariamente me refiero a los escándalos más grandes y sonados de los últimos meses, hablo de las conductas rutinarias del colombiano, de la cultura del más vivo, de la intolerancia, de la falta de respeto frente a la opinión del otro. Somos una sociedad deshumanizada.

Creer que la corrupción yace únicamente en la aparente lejanía institucional y que es cuestión de los altos funcionarios del Estado, es el primer problema y a su vez fuente del mismo. Se habla de la “crisis de la justicia”, de la “crisis del legislativo”, de la “crisis administrativa” y de la ¿crisis social?, de esa poco se escucha.

Nuestro patrimonio moral está en déficit, no sólo el económico, es momento de despertarnos. Una persona que pinta las paredes del congreso, de la alcaldía, de la catedral primada no debería hacerlo, es una actuación reprochable, decía Fernando Cepeda Ulloa ex-ministro de comunicaciones, pero el mal es aún mayor cuando la ciudadanía no reprocha tales actuaciones. Concuerdo con el ex-ministro, como sociedad perdimos de vista lo básico, olvidando que son las actuaciones más cotidianas las que marcan el ejemplo y crean costumbres, determinando la cultura, somos nosotros mismos los que alimentamos la corrupción a mayores escalas. ¡Empecemos por lo básico!

Nadie nace siendo corrupto o no ético, partiendo de esa afirmación, la enseñanza, los estímulos e incentivos para llevar una vida en valores, es el principal factor para alcanzar una sociedad ética y por ende no corrupta. Una cuestión que debe competer tanto al sector público como al sector privado, una cultura ética que debe plantearse desde todos los frentes sociales, y encaminada a cambios desde todas las generaciones, en especial las más jóvenes, porque es un problema de todos.

La Procuraduría con esta iniciativa está logrando, lo que no han logrado años de sobreproducción normativa al respecto, que bueno ver funcionarios públicos comprometidos con la sociedad y la construcción de un mejor país a partir del dialogo, pero uno fundamentado, basado en valores y lo más importante incluyente.

Al final del día, es más rentable moral y económicamente actuar bajo la ética en todo campo de la vida, que no hacerlo.
@bonnie_arp

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Redacción Minuto30

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