Estar en una posición de poder puede cambiar fundamentalmente la forma de hablar, alterando las propiedades acústicas básicas de la voz. Además, las otras personas son capaces de registrar e identificar estas señales vocales, y determinar a partir de ellas quién está realmente al cargo, señala una nueva investigación publicada en la revista Psychological Science de la Association for Psychological Science (aps) de Estados Unidos.
microfono

Tendemos a centrarnos en nuestras palabras cuando queremos ejercer mando sobre otros, pero el hallazgo sugiere que las señales acústicas básicas también juegan un papel importante, informa la APS en un comunicado.

«Nuestros hallazgos sugieren que si los padres quieren hacer valer su autoridad ante niños revoltosos, un vendedor quiere regatear con sus clientes o un jefe de Estado pretende negociar algún asunto, el sonido de sus voces pueden determinar profundamente el resultado de esas interacciones», afirma el psicológico y autor principal del estudio, Sei Jin Ko, de la Universidad Estatal de San Diego.

Cambios en la voz

El presente estudio partió de Margaret Thatcher, porque los investigadores sabían que la “dama de hierro” británica entrenó su voz para generar una imagen personal más autoritaria, explica Ko. «Queríamos explorar cómo algo tan fundamental como el poder puede provocar cambios en el modo en que suena una voz; y cómo estos cambios vocales situacionales impactan la manera en que los oyentes los perciben».

El análisis se hizo con dos experimentos. En el primero de ellos, se registró la lectura en voz alta de un pasaje, realizada por 161 estudiantes universitarios. A continuación, los participantes fueron asignados aleatoriamente a jugar un papel específico en un ejercicio de negociación posterior.

A algunos de los voluntarios se les dijo que entraran en la negociación imaginando que tenían una fuerte oferta alternativa, valiosa información privilegiada o un alto estatus en su lugar de trabajo; o recordando una experiencia previa en la que hubiesen tenido poder. A otros se les dijo que imaginasen que llevaban a la negociación una oferta débil, que estaban de baja laboral o que recordaran una experiencia en la que habían carecido de poder.

Luego, los estudiantes leyeron un segundo pasaje en voz alta, como si fueran a comenzar las negociaciones con su adversario imaginario, y se registraron sus voces. Todo el mundo leyó lo mismo, lo que permitió a los investigadores examinar la acústica de todos los participantes.

Al comparar la primera grabación con la segunda, los investigadores encontraron que las voces de los estudiantes asignados a roles con poder tendían a subir de tono, se volvían cada vez más monótonas (menos variables en el tono) y más variables en su sonoridad que las voces de los estudiantes asignados a papeles de bajo poder.

«Sorprendentemente, el poder afectó a las voces de nuestros participantes casi de la misma forma que la voz de Thatcher cambió después de su formación vocal», afirman los autores del estudio.

Respuesta del auditorio

Esas señales vocales de poder identificadas por los investigadores no pasaron desapercibidas para los oyentes.

En un segundo experimento, con otro grupo de universitarios que no tenían conocimiento del primer experimento, se constató que estos fueron capaces de recoger señales vocales relacionadas con el poder para determinar, con gran precisión, quién tenía o no poder.

En línea con los cambios vocales observados en el primer experimento, los oyentes tendieron a asociar un tono más agudo y voces que variaban en intensidad con comportamientos de mucho poder. También asociaron voces más altas con un poder mayor.

«Estos hallazgos sugieren que los oyentes son muy perceptivos a las variaciones sutiles en las señales vocales, y que utilizan estas señales para decidir quién está al cargo en cualquier situación”, concluyen los investigadores.

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