El ser humano ha sido descrito como “el animal sociable”, debido a que, para la realización de la especie, se necesita de una constante socialización, es entonces la relación con los demás un factor de suma importancia al momento de determinar el nivel de satisfacción de las personas, pero, ¿qué pasa entonces con las relaciones conyugales?

En el contexto popular se oye hablar a menudo de la libertad de la soltería y de los conflictos que acarrea una vida matrimonial o la convivencia en términos generales, sin embargo, los estudios han demostrado una y otra vez que las personas casadas manifiestan sentirse mucho más felices que aquellos que no poseen un cónyugue.

En un estudio realizado por Headey, Veenhoven y Wearing se encontró que la satisfacción marital era el único factor que presentó una influencia causal en el nivel de bienestar manifestado por los sujetos (Diener et al, 1999); demostrando nuevamente cómo la vida en pareja parece generar en los individuos una sensación de felicidad que prevalece ante los obstáculos de la convivencia.

Una investigación realizada por estudiantes de psicología de la Universidad de los Andes, evaluó los factores a los que los colombianos le otorgan un mayor bienestar subjetivo, los resultados reflejaron un nivel de satisfacción más alto en lo referente a la familia, dejando de manifiesto el interés de los colombianos en lo referente a la intimidad, las relaciones personales y el núcleo del hogar (Gómez, Villegas, Barrera & Cruz, 2007).

Los estudios parecen indicar que la felicidad mediada por las relaciones interpersonales, dan cuenta de la condición contributiva que define a los seres humanos, de tal modo que, como seres sociables, el aporte a la comunidad genera satisfacción, el hecho de tener una intimidad con la pareja y de poder conseguir logros de forma colectiva, despiertan en las personas sentimientos de inclusión y por ende les genera sensaciones de bienestar (Lyubomirsky, 2001).

Aquellas personas que sobrepasan el mero valor del yo y van más allá de sí mismas, es decir, que están menos centradas en las ganancias personales y se preocupan por aspectos que incluyen a otros seres o que conforman un contexto mucho más amplio, suelen ser más felices y a sentirse satisfechos con su vida (Shmuck y Sheldon, 2001).

De tal modo, que la satisfacción generada por la vida conyugal podría estar influida por el bienestar adquirido de las relaciones colectivas. En el caso de Colombia, estudios previos han destacado el papel colectivista de la población, tal como lo señalan (Gohm, Oishi, Darlington & Diener, 1998) al definir a los colombianos como sujetos altamente interesados en las relaciones afectivas y la conformación de un hogar.

Pero no solo la convivencia tiene una influencia en los niveles de satisfacción, ya que los estudios han encontrado una mayor felicidad en personas casadas que en aquellas que viven en unión libre y estas a su vez, son más felices que los solteros y las personas que tienen un noviazgo, pero no conviven juntos (Myers, 2000).

Las personas con relaciones matrimoniales felices también han manifestado una felicidad general en sus vidas, sin embargo, puede darse el caso de que una persona esté satisfecha con su vida e insatisfecha con su relación y viceversa (Veenhoven, 2005).

Ahora bien, los factores que parecen generar una insatisfacción en las relaciones de pareja son en mayor medida: las personalidades dispares, los hijos, el orden, la cooperación, la familia del cónyugue o la propia, la infidelidad, la sexualidad, las diferencias en religiones, costumbres e intereses, los celos y el dinero (Rivera, Velasco, Luna & Díaz-Loving, 2008).

Se aprecia también que las personas casadas determinan la felicidad en su relación a través de factores vinculados directamente con el compromiso, como: los hijos, los suegros, el ambiente del hogar, la comprensión. Mientras que los sujetos solteros se basan mayormente en elementos referentes a la libertad, como: La diversión, el sexo, la diversidad de parejas (Valdez, Díaz-Loving & Pérez, 2005).

En conclusión, aquellas personas que llevan una vida conyugal manifiestan mayores niveles de satisfacción que los solteros, basando esta felicidad en los factores resultantes de dicha convivencia, además, quienes comparten una relación matrimonial presentan un mayor bienestar que quienes viven en unión libre. La condición social de los seres humanos y la satisfacción que causa los sentimientos de colectividad parecen ser determinantes en la felicidad resultante de las relaciones en pareja.

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Redacción Minuto30

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