Jaime Alberto Mejía Alvarán

Medellín debe ser gobernada con determinación social, criterio gubernamental y transparencia administrativa.

Cuando nos detenemos a observar la ciudad desde sus diferentes contextos y acontecimientos, y nos sentamos a pensar la ciudad que soñamos, parece ser un ejercicio de alta complejidad al ver como los problemas urbanos se acrecientan y las estrategias no dan resultados eficaces en la disminución de las cifras en materia de inseguridad.

Jaime Alberto Mejía Alvarán

Jaime Alberto Mejía Alvarán

Cabe entonces preguntarse ¿cómo debemos gobernar a Medellín con criterio gubernamental? Para respondernos, que la inseguridad de la urbe no es un problema aislado de los ejes sociales de una ciudad, es como pensar en que un médico le recomienda a su paciente atacar la enfermedad del cáncer con una simple aspirina. La criminalidad todos los días aumenta y se tecnifica, yendo un paso adelante de los organismos de seguridad estatal, que insisten en estrategias gubernamentales las cuales se quedan estáticas e inamovibles como si fueran un dogma de todas las administraciones municipales en materia de seguridad.

Quiero hacer un poco de memoria acerca de cómo era la Medellín de ayer,  hace unas décadas atrás, mi hermana le decía a don chepe que la acompañara en la madrugada a coger el transporte escolar para ir al colegio, recuerdo también, cuando los vecinos del barrio en un ambiente de confianza eran amigos de don chepe, con cariño le decían así a don José, porque nos brindaba seguridad en la cuadra en la que de niños disfrutábamos con un aire de paz y, en compensación a eso, los vecinos del sector le contribuían esa confianza que les generaba con un aporte económico para su sustento familiar, ¡Porque la gente no le temía sino que confiaba!.

[pullquote]Debemos enfocarnos en una transformación cultural de la sociedad, en donde cambiemos la indiferencia por la solidaridad…[/pullquote]Hoy don chepe, ya no es el mismo señor decente y honesto en el que todos confiábamos y en el que mi hermana depositaba su confianza para que la acompañara a coger el transporte escolar, hoy don chepe, ha cambiado por un temible hombre que infunde terror en el sector y convirtió el aporte económico en una obligatoria y amenazante ¡vacuna! Cobrada por alias el zarco, el ruso, la valija, entre otros, que hacen parte de los 7.000 jóvenes de las estructuras criminales que mantienen el control y el dominio territorial de la ciudad, esa confianza que tenían los ciudadanos se cambió en temor por el riesgo de ser desplazados o en el peor de los casos ser asesinado por estos grupos delincuenciales.

En la actualidad la criminalidad se ha transformado y globalizado, a los delincuentes ya nos le interesa el oficio sicarial, sino que por el contrario, lo que buscan es tener el control territorial de la ciudad, manejan los productos de la canasta familiar controlando los establecimientos de comercio y exigiendo la denominada cuota de seguridad, que hoy conocemos como vacuna. Hace pocos días, Sergio Ignacio Soto director de Fenalco Antioquia, denunció que el 90% de los comerciantes pagan extorsiones que oscilan entre 50.000 y 250.000 pesos semanales, esto sumado a lo que pagan muchos distribuidores de productos de aseo, lácteos, bebidas, licores, frutas y verduras representando una renta de unos 50.000 millones de pesos anuales para los criminales.

¿Será que con esas cifras lograremos ganarle la batalla a la delincuencia, con las estrategias que hoy se están implementando? Me atrevería a responder que no….Necesitamos corregir lo que por años han venido haciendo los diferentes gobiernos locales, la lucha contra la criminalidad no está sólo en combatirla con la fuerza pública, la lucha contra la criminalidad está en generarle confianza a la ciudadanía hacia la fuerza pública, diseñando políticas públicas con contenido social, con el objetivo de tener mejores colegios, mayor calidad educativa, mayor equidad en la inversión social y mayores oportunidades culturales y deportivas.

Recuerdo la frase del entonces Gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez, cuando inauguraba las escuelas populares de música en la que expresaba: “mientras un niño empuñe un instrumento jamás empuñará un arma”, y es esa a clave, tenemos que trabajar con determinación social y criterio gubernamental en políticas públicas que disminuyan la brecha de desigualdad, debemos enfocarnos en una transformación cultural de la sociedad, en donde cambiemos la indiferencia por la solidaridad, en la que enfilemos los esfuerzos en ofrecer mayor oportunidades de educación sin fronteras, donde haya una mezcla de relaciones sociales en las cuales se interrelacionen tanto los niños de los estratos altos como los más humildes, como lo hacen en Filadelfia, hoy modelo a seguir en la calidad de la educación, todo esto quizás sonará a utopía desde la óptica de la indiferencia, pero si lo miramos desde la solidaridad de pronto no!.

Es por ello que si queremos tener mejores ciudadanos debemos practicar lo que un día nos enseñó el filósofo y matemático Griego Pitágoras de Samos “Educa al niño de hoy y no castigarás al hombre del mañana” y quizás en ese momento veremos una luz al final del túnel, en la que construyamos una sociedad con responsabilidad social, en la que los ciudadanos, los gremios y la clase política comprendan que la rentabilidad social está en la transparencia, en la honestidad y en la legalidad del ejercicio público.

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Redacción Minuto30

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