Minuto30.com-. Su estructura varía según nuestra calidad de vida y evoluciona desde que somos concebidos.Desde el momento en que nos encontramos dentro del vientre materno el sueño cumple un papel fundamental para nuestra vida.

De acuerdo con Sandra Zabala Parra, otorrinolaringóloga especialista en trastornos del sueño, adscrita a MedPlus, “la ontogénesis (cronología del sueño) son los cambios que se producen a lo largo de la vida. La estructura del sueño, la duración de sus ciclos, la proporción de los distintos estados y el número de horas necesarias para dormir son específicos de cada persona y van evolucionando desde que nos encontramos dentro del útero hasta la vejez”.

Dicha construcción es progresiva y está relacionada con la maduración cerebral. La especialista asegura que un bebé recién nacido duerme aproximadamente 16 horas al día, con ciclos de 50 a 60 minutos.

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El sueño no tiene una organización circadiana, es decir que no reconoce aún entre día y noche, es indiferente al ambiente y sus episodios más o menos largos se presentan sin importar qué hora es.

“A los 3 meses los períodos de  son más largos que los diurnos y puede dormir hasta seis horas continuas. Hacia los 6 meses la duración del período de sueño nocturno puede ser de unas 12 horas”, sostiene la doctora Zabala.

En la medida en la que el niño crece, los periodos de sueño van disminuyendo. Aproximadamente entre los 4-5 años que se ingresa a la etapa escolar, el niño se acuesta a dormir más temprano pero también se levanta más temprano y muchas veces no realiza siesta de mediodía.

Entre los 4 y 12 años es profundo, pero su duración es corta. Cada ciclo al dormir comienza a ser similar a los del adulto.

Durante la adolescencia es frecuente que se interrumpa en la segunda mitad de la noche. Los cambios físicos hormonales propios de la edad inciden en las características de su forma de dormir, además de los elementos de interés y entretenimiento que interfieren en la edad como la televisión o internet.

“Los ciclos de sueño vigilia sufren muchos cambios en la adolescencia, etapa donde se inicia una superficialización de este con mayor dificultad para iniciar el sueño, relacionado al ámbito social, las actividades académicas, los juegos electrónicos etc. Estos son distractores que están directamente relacionados con la disminución del promedio de horas de descanso”, explica la doctora Zabala.

La experta también argumenta que para el caso del adulto, la duración del sueño varía entre 4 y 12 horas cada noche.

La medida de horas necesarias está entre 7 y 8, pero aún en una misma persona, la necesidad fisiológica de dormir cambia de acuerdo con su estado de ánimo.

Para dormir adecuadamente debemos tener una higiene del sueño:

  1. La habitación debe ser agradable, al igual que la temperatura que esta conserve.
  2. Evitar distractores en la habitación como televisores, computadores, celulares o juegos
    De video.
  3.  Comer mínimo dos horas antes de acostarse, evitar comidas abundantes o ricas en grasas o harinas.
  4.  No ingerir bebidas que contengan cafeína o sus derivados mínimo 6 horas antes de irse a dormir.
  5.  Evitar fumar o ingerir bebidas alcohólicas.
  6.  Realizar ejercicio mínimo 3 veces por semana. Tratar de realizarlo en horas de la mañana.
  7.  Realizar actividades relajantes antes de irse a la cama.
  8. Mantener un peso adecuado.
  9. En los ancianos evitar hace siestas durante el día y si se realizan debe ser solo una vez el día inferior a 20 minutos.

 

Fuente: MedPlus
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