Uno de los indicadores con los que puede generarse algun tipo de primera impresión, positiva o negativa, al momento de analizar el comportamiento de una economía, es el consumo de energía eléctrica; según su desempeño puede inferirse el estado de la actividad productiva al interior de un país o región.

En lo que va corrido del siglo XXI, el consumo de energía eléctrica en Colombia ha tenido un crecimiento sostenido a pesar de la fuerte crisis que se ha presentado en la economía mundial, cifras que dejan una buena impresión del comportamiento del sector industrial colombiano.

El incremento en la inversión al interior de sectores como el minero, la construcción e infraestructura y la dinamización de la economía vía gasto público con proyectos como las autopistas de la prosperidad y programas de vivienda liderados desde el gobierno nacional, permitieron mitigar los efectos adversos de la crisis económica mundial del 2008.

Gracias al cambio climatico – fenomeno innegable y evidente en el mundo, con cifras como la desaparición del 84 % del área del glaciar existente – y debido a un verano mucho más intenso, el riesgo de un racionamiento energético dio muestras de asomo a comienzos del año 2017, lo cual, se convertiría en un duro golpe a la producción colombiana.

Algunos cálculos realizados en su momento, hablaban de un castigo a la producción colombiana aproximadamente del 1% en el crecimiento, lo que nominalmente implicaría una reducción en la producción colombiana de aproximadamente 1,6 billones de pesos anuales; lo anterior, como resultado de la dependencia de muchas de las industrias colombianas de la energía eléctrica, aunque, paradójicamente, aquellas empresas cuya dependencia a la energía eléctrica es mayor, son las que están mejor preparadas para una contingencia de este tipo.

En caso de contar efectivamente con un racionamiento energético en el país, las empresas que se verian más perjudicadas son aquellas que requieren cadena de frio, que demandan turnos nocturnos y en general, las organizaciones donde el consumo de energía eléctrica es parte fundamental del centro de actividades empresariales.

El verdadero resultado del suceso energético a inicios del año, fue dejar al desnudo un problema estructural en el mercado de energía al interior del país, puesto que, a pesar de ser uno de los países con mayores recursos hídricos para la generación de la misma, aún contamos con problemas de desabastecimiento, hasta el punto de tener que importar energía eléctrica desde el Ecuador, país que hasta hace poco era comprador de energía colombiana.

Generar una conciencia de consumo adecuado de energía en la población colombiana será crucial, no solo en el aporte medio ambiental que como ciudadanos debemos tener, sino en una mayor eficiencia en el aprovechamiento de los recursos hídricos desde una óptica empresarial.

Crear mayores politicas públicas que incentiven la producción de energías renovables al interior del país será decisivo en las próximas decadas, priorizar la inversión estatal para sectores como el energético es realmente pensar como país a futuro, es adquirir una seguridad energética que evite experiencias ya vividas como la de aquel viernes primero de mayo de 1992, donde se adelanto una hora el reloj en Colombia y donde ese mismo año se vivio un racionamiento nunca antes visto en la historia nacional.

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Abogado especialista en Derecho Empresarial
Magister en Economía Aplicada
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Redacción Minuto30

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