Después de cierta edad una caída trae consecuencias delicadas ¿Cómo prevenirlas?

Todos solemos caernos en varios momentos de nuestra vida. Desde chicos la continua exploración no cede y es común que en aras de saber que se esconde tras un mueve o una pelota que corre, tropecemos. ¡Cuidado!, hay que vigilar siempre a los niños y para eso estarán papá y mamá cerca amortiguando la caída. Luego, cuando se es un adulto joven, los músculos y huesos están completamente desarrollados, por lo que una caída, dependiendo del tipo, puede fácilmente pasar desapercibida y no comprometer ningún área.

Sin embargo al ser un adulto mayor, caer, aunque no sea un acontecimiento aparatoso, puede suponer atención médica inmediata, debido a la poca resistencia que ofrece nuestro cuerpo a esa edad. Las fracturas, lesiones fuertes de tejidos blandos, pérdida significativa de la independencia funcional, e incluso la muerte, son situaciones altamente posibles.

La OMS, define así las caídas: “consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad”. Estudios de la misma entidad indican que 3 de cada 10 personas mayores de 65 años sufren una caída anualmente. Y la cifra se eleva a 5 en los adultos de 75 a 80 años.
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¿Qué origina las caídas?

El equilibrio es una condición que se pierde progresivamente con la edad, al igual que la visión y la audición. Es decir, nuestro esquema de ubicación y nuestros sentidos ya no responden adecuadamente. El vértigo, el mareo, la debilidad y el deterioro cognitivo también son factores de riesgo. A lo anterior se suma la disminución de la fuerza de agarre y de la resistencia de los miembros inferiores.

Estos factores son conocidos por los especialistas como intrínsecos y se diferencia de aquellos ambientales que también son factores de riesgo, como superficies resbaladizas, mobiliario mal ubicado, alfombra arrugada, iluminación deficiente, escaleras inseguras o zapatos inadecuados. Es frecuente que una caída sea resultado de la interacción de factores intrínsecos y extrínsecos o ambientales.

No descuide sus enfermedades

Cuando sufre de enfermedades crónicas es posible que se esté sometido a la toma de muchos fármacos que pueden alterar el estado normal y provocar mareos, sueño, problemas de marcha y equilibrio. Por eso, este atento si usted sufre de osteoporosis, Parkinson, discapacidad visual entre otras enfermedades. En las mujeres, después de la menopausia, la osteoporosis aumenta con gran facilidad, así que no descarte hacerse una densitometría ósea y someterse a tratamiento si es necesario.

5 claves para protegerse

  1. Aliméntese sanamente, refuerce con calcio y vitamina D, para fortalecer los huesos, cuando el medico se lo sugiera
  2. Realice un ejercicio adecuado y moderado para su edad. Esto le ayudará en su movilidad, reacción y flexibilidad
  3. La fisioterapia puede ayudar a mejorar el equilibrio, la marcha, mantener el balance articular y muscular y reducir el impacto en las caídas
  4. Si tiene problemas de visión, no intente hacerse el de la “vista gorda” y realícese un examen de ojos a tiempo
  5. Vivir acompañado, si bien no garantiza no caerse, al contar con supervisión disminuye el riesgo y aumenta la probabilidad de recibir ayuda oportuna

Fuente: MedPlus
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